Walter Hill escribe y dirige su tercer filme que fue un gran éxito y le confirmó como un director interesante. La película cuenta la historia de las bandas de Nueva York de finales de los setenta. Durante una reunión de los pandilleros de la ciudad, el líder de todos ellos es asesinado por el jefe de una banda que le echa la culpa a un grupo rival, los Warriors. A partir de ese momento se inicia una frenética persecución contra los Warriors por parte de todas las bandas de la ciudad.

El problema de esta entretenida película es que ha quedado muy desfasada. Verla hoy en día causa cierto distanciamiento al no sentirnos identificados con lo que vemos. Queda como testimonio de una época pasada. Bandas en la actualidad sigue habiendo, pero Nueva York hoy en día ha cambiado tanto en los últimos treinta años que lo que vemos está anticuado. Cuando se estrenó en su momento causó mucho impacto porque era cierto que la totalidad de pandilleros que había en la ciudad eran más numerosos que los efectivos de policía. Además el clima de inseguridad que había entonces hoy en día no existe, sobre todo, después del 11S.

De todas formas la película sigue teniendo fuerza y queda como un eficaz entretenimiento de calidad, fruto de la capacidad de su director para crear atmósferas de suspense y violencia. Hay feroces peleas entre pandilleros a navajazos y puñetazos en las que los protagonistas tendrán que demostrar su valía para sobrevivir en territorio hostil. The Warriors es una película de culto que ha perdido mucho pero que sigue conservando su dignidad gracias al talento de Walter Hill.