Encantadora película de aventuras presentada en forma de cuento contado por un abuelo a su nieto enfermo. Tiene todo lo que pueden tener los cuentos: príncipes, princesas, duelos a espada, monstruos, gigantes... y todo ello coronado por una hermosa historia de amor.

Robin Wright es una bella princesa que cree que su amado ha muerto. Transcurrido el tiempo acepta casarse con un príncipe interpretado por Chris Sarandon. Sin embargo, el día de su boda es secuestrada por tres buscavidas para cobrar una jugosa recompensa. A los tres les persigue un misterioso hombre de negro enmascarado, así como el príncipe y sus súbditos. Durante la persecución vivirán multitud de aventuras y peligros salpicados por alguna que otra dosis de humor.

El filme es un cuento infantil destinado tanto para adultos como para los más pequeños. Es muy entretenido y tiene una trama muy imaginativa con unos personajes memorables. En especial el valeroso espadachín español Iñigo Montoya, encarnado por Mandy Patinkin, que busca vengar la muerte de su padre repitiendo la mítica frase que todos conocemos. El reparto está muy bien escogido y todos se lucen con sus interpretaciones. Me quedo con el papel de Chris Sarandon como vil príncipe, dotado de una gran capacidad para rastrear a sus presas.

El guión es obra del genial William Goldman que escribe esta hermosa historia de amor y aventura que hará las delicias de cualquiera que disfrute de un buen cuento. Tampoco puedo olvidarme de la estupenda banda sonora compuesta por Mark Knopfler que aporta el justo tono a la cinta.