Pocos meses después del crack bursátil del 87, Oliver Stone estrenó este interesantísimo film que refleja una de las actitudes más de moda entre la gente, la codicia. Bud Fox, Charlie Sheen, es un joven y ambicioso agente de bolsa que un día conoce a un poderoso tiburón de las finanzas llamado Gordon Gekko, Michael Douglas. Gekko es un hombre despiadado y sin escrúpulos que se ha hecho multimillonario especulando en bolsa y quiere utilizar a Fox como espía para que le proporcione información que le ayude a invertir del modo más seguro. A cambio Gekko reparte bonus y dividendos que convierten a Fox en millonario en un tiempo récord. La fortuna le sonríe y enseguida asciende en su empresa siendo la envidia de todos sus compañeros. Sin embargo la avaricia de Gekko no tiene límites y planea comprar la empresa en la que trabaja el padre de Fox para hundirla y quedarse con los beneficios echando a todos los trabajadores a la calle.

Stone crea un personaje magníficamente interpretado por Michael Douglas que se llevó el Oscar por este trabajo, inspirándose en el famoso gurú de la finanzas Ivan Boesky. Un financiero que en los ochenta se hizo de oro usando información privilegiada de manera fraudulenta. Boesky representaba el capitalismo puro en su lado más salvaje. Su joven aprendiz no es más que un muñeco a su merced del que se vale para obtener información sin importarle los métodos que tenga que emplear para conseguirla. Charlie Sheen enseguida despunta por su aparente falta de escrúpulos pero cuando Gekko quiere deshacer la empresa en la que trabaja su padre cambia de manera de pensar y decide enfrentarse a él. Sin embargo, se da cuenta de que no tiene nada que hacer porque Gekko le ha dado todo lo que tiene y cuando quiera puede quitárselo, incluso a su novia. A Fox no le queda otro remedio que aliarse con otro tiburón de las finanzas, interpretado por Terece Stamp, para hacerle una jugarreta a su antiguo mentor.

En la vida real los yuppies que hicieron dinero rápido en los ochenta y que eran admirados por todo el mundo como el papel de Mickey Rourke en Nueve semanas y media, en muy poco tiempo acabaron todos en la cárcel. Y es que ya se sabe que la trampa rescampa. Nunca he entendido mucho sobre la bolsa y me pierdo entre tanto concepto pero en este sentido la película es bastante didáctica y la trama se sigue con mucho interés.

Al principio de la película se comete un error cuando se habla de que Gekko vendió sus acciones de la empresa aeroespacial responsable del cohete Challenger treinta segundos después de que estallara. Sin embargo esto no puede ser porque la historia se ambienta en 1985 y el famoso cohete se estrelló un año más tarde.