Pobre variante de las películas de Mad Max protagonizada por un joven Van Damme. Esta vez es una especie de mercenario que lucha por sobrevivir en un mundo postapocalíptico asolado por la peste. Unos científicos consiguen la vacuna e introducen la información en la memoria de un cyborg que deberá llegar hasta Atlanta donde se halla el último vestigio de civilización. Por el camino el cyborg es secuestrado por una banda de maleantes que es seguida de cerca por Van Damme y con la que tendrá sus encontronazos.

Película cutre hasta la indigencia, con unos miserables efectos especiales y muy bajo presupuesto. El guión como suele ser habitual es lamentable. Pero por el contrario, las coreografías de peleas son bastante buenas y están rodadas a cámara lenta lo que refuerza su vistosidad. Me gustó la refriega en la fábrica abandonada en la que Van Damme se luce con sus mortíferas patadas. Como siempre es apaleado sin piedad y crucificado por la banda de delincuentes a los que persigue porque en el pasado liquidaron a su familia. El duelo final es el típico en el que el malo parece que muere pero no, el tío se levanta una y otra vez. La banda sonora y la ambientación de la película también están muy conseguidas.