En los cincuenta se adaptaron al cine con éxito algunas de las novelas más famosas se Julio Verne, como La vuelta al mundo en 80 días, que además ganó el Oscar de mejor película, 20.000 leguas de viaje submarino, quizá la más recordada, y ésta que nos ocupa.

Protagonizada de nuevo por James Mason, que ya había interpretado maravillosamente al legendario capitán Nemo, aquí le vemos en el papel de un prestigioso científico que descubre el secreto para llegar al centro de la Tierra en el interior de una roca volcánica.

La historia consta de dos partes. Una referida a los preparativos de la expedición después de descubrir el camino y la competencia entre distintos personajes por apropiarse del descubrimiento. Y la segunda, a la aventura propiamente dicha en el interior de la Tierra.

Con espectaculares decorados y un imaginativo diseño de producción, se consigue recrear convincentemente el interior del planeta en el que los variopintos personajes vivirán infinidad de aventuras y peligros.

La nota cómica la proporciona un simpático pato que se sabe el código morse. Así como la lucha de sexos entre el profesor que dirige la búsqueda y la viuda de su rival y colega de profesión que también les acompaña.