Toy Story fue un su día, hace ya un cuarto de siglo, una película pionera en el uso del ordenador para la creación de dibujos animados. Toda una revolución tecnológica que provocó que a partir de ese momento el resto de producciones del género se apuntase a usar esa nueva tecnología. Pero la película en sí también triunfó a lo grande entre los espectadores de la época que no solo supieron admirar la factura técnica sino también la calidad de una historia entrañable. Empezando por sus carismáticos personajes cuya simpatía continúa en nuestros días con el estreno de la cuarta entrega de la saga.

Únicamente la he visto una vez en su momento y el recuerdo que tengo de ella es que entonces me pareció una obra notable. Sentí que no había perdido el tiempo viéndola en un momento en que las películas de dibujos animados ya no eran de mi agrado porque esta era algo más que un mero pasatiempo infantil. Tiene una trama con la que todos nos sentimos identificados y en la que se subraya la importancia de la amistad. Su éxito radica en que conecta con el público adulto y el juvenil. Y lo cierto es que con el tiempo creo que se ha revalorizado por ser pionera y original y en definitiva, la iniciadora de una franquicia que es de las más apreciadas por todo el público en general junto a sus estupendas secuelas.

Puede que sus gráficos no sean lógicamente tan perfectos como los actuales, pero estéticamente no luce muy desfasada.

Tampoco puedo dejar de mencionar la maravillosa banda sonora de Randy Newman con su inolvidable canción "Hay un amigo en mi".