Una de las mejores películas de Wolfgang Petersen es sin duda En la línea de fuego. Cuenta la historia de un veterano guardaespaldas del servicio secreto americano que comienza a investigar las amenazas de un psicópata obsesionado con su persona. Se establece de esta forma un juego entre el gato y el ratón en el que el psicópata se mide al policía por ver quién de los dos alcanzará su objetivo. Se da la circunstancia además de que el agente en cuestión fue en el pasado guardaespaldas del presidente John Fitzgerald Kennedy y el recuerdo de su asesinato todavía le atormenta por lo que tendrá una motivación extra para cazar al asesino.

El principal atractivo de la cinta es el formidable duelo interpretativo entre dos colosos de la actuación como son John Malcovich, que recibió una merecida nominación al Oscar por su interpretación y un maduro Clint Eastwood que también realiza una estupenda actuación pero que no fue nominado. Y es algo que nunca acabaré de entender, por qué no se le nomina a este gran actor cuando ha demostrado mil veces que a parte de dirigir también sabe actuar.

En el reparto también figura la bella Rene Russo, que en aquella época era una actriz que estaba de moda y que cumple con su papel de eficiente agente de seguridad aportando el tono romántico a la trama. El guaperas Dylan McDermott es el novato compañero de Eastwood mientras que Tobin Bell realiza un breve papel al comienzo de la película mucho antes de convertirse en el temible psicópata Jigsaw de la truculenta saga Saw.

En resumen estamos ante una emocionante película policíaca, un thriller en toda regla que engancha desde el primer minuto y mantiene en suspense al espectador hasta el final. Con unas actuaciones brillantes especialmente la de Malcovich y un guión eficaz. Y como apunte final decir que este fue uno de los primeros filmes que utilizó la tecnología informática que consistía en combinar imágenes del pasado o actuales mezclándolas con los actores reales. Recuerdo que el montaje fotográfico de Eastwood cuando era joven corriendo al lado de la limusina del presidente Kennedy me llamó la atención, así como la capacidad de Malcovich para transformarse en lo que sea, alto, bajo, gordo, delgado, calvo...