Un submarino nuclear americano está sobre aviso cuando la tensión entre Rusia y Estados Unidos aumenta ante la amenaza de un líder nacionalista ruso de usar armas nucleares contra los americanos si estos atacan su país. La misión de dicho submarino es disparar sus misiles en caso de ataque a modo de respuesta. En un momento dado reciben la orden de lanzarlos, pero cuando se disponen a hacerlo reciben otro mensaje que se corta por un fallo en la comunicación del submarino. Dicho mensaje puede significar la revocación de la orden de ataque, así lo cree el segundo de a bordo, mientras que el capitán hace caso omiso de ese mensaje incompleto y se dispone a armar los misiles para dispararlos sobre Rusia. La diferencia de pareceres provocará un motín.

De acuerdo con que el argumento de Marea roja no resulta muy creíble. La amenaza roja ya no lo es tanto y ni siquiera lo era a mediados de los noventa. Vale que la situación que se plantea es inverosímil como reconoció en su día la marina estadounidense. Pero me importa un comino. Marea roja es una de las mejores películas de submarinos que se hayan filmado nunca. Dos horas de emocionante espectáculo que en ningún momento pierde la tensión, con una banda sonora de quitar el hipo en uno de los mejores trabajos del inspirado Hans Zimmer y unos actores en estado de gracia. En el duelo actoral entre Hackman y Washington ambos están espléndidos pero me decanto por este último que realiza en este film una de las mejores interpretaciones de su carrera. Resulta un placer verles actuar juntos y acompañados de ilustres secundarios como George Dzundza, Viggo Mortensen, James Gandolfini o el veterano Jason Robards.