Ameno homenaje al género del western de la mano de un Lawrence Kasdan en plena madurez creativa que volvió a rodearse de un espectacular elenco actoral, entre ellos su actor fetiche Kevin Kline, para contar una historia muy entretenida al estilo de las clásicas películas del Oeste. La falta de presupuesto le obligó a prescindir del capítulo dedicado a los indios sin embargo ello no quita para que estemos ante una obra a tener en cuenta dentro del género.

La película cuenta la historia de varios personajes cuyas vidas se entrecruzan por las circunstancias y acaban enfrentándose entre ellos con dos bandos claramente diferenciados. Los buenos y malos. Quizá le falte profundidad a la historia y al desarrollo de algún personaje secundario, como el de Jeff Goldblum por ejemplo, para que el filme adquiera la categoría de obra maestra y no deje cierta sensación de superficialidad, pero aún así se deja ver de todos modos.

En los ochenta se rodaron muy pocos westerns, era un género devaluado y pasado de moda sin embargo, a mitad de la década tanto Clint Eastwood con su homenaje a Raíces profundas en El jinete pálido, como Lawrence Kasdan y su Silverado, rindieron sentidos tributos a un género grandioso que había dado grandes obras maestras a la Historia del Séptimo Arte. Silverado no llega a la calidad de los clásicos pero sí resulta muy entretenida porque incluye todos los ingredientes del western excepto el ya mencionado apartado de los indios.

La práctica totalidad del reparto lo componen grandes actores, entre los que destacan Kevin Kline haciendo de tipo duro con buen corazón demostrando su variedad de registros y un joven Kevin Costner en la que sería una de sus primeras películas de renombre. Ya había trabajado con Kasdan en su anterior película Reencuentro pero sus escenas fueron eliminadas del montaje final.

En definitiva, Silverado es un western que no deja mal sabor de boca a pesar de los años transcurridos desde su estreno porque ha envejecido con dignidad. Recibió dos nominaciones al Oscar, mejor sonido y banda sonora que ciertamente es melodiosa, pero también destacaría en el apartado técnico la preciosa fotografía de John Bailey y el buen guión de los hermanos Kasdan.