Treinta y siete años después de debutar con La noche de los muertos vivientes, George A. Romero volvió a su género favorito para dirigir una aceptable cinta de zombies bastante digna. Después de que el género se pusiera otra vez de moda con el estreno de las exitosas 28 días después y el remake de Amanecer de los muertos, Romero se atrevió a dirigir un film muy similar al de Zombi. Sólo que en esta ocasión los protagonistas en lugar de permanecer escondidos en un centro comercial, se refugian en una ciudad fortificada rodeada por miles de zombies en un futuro desolador.

El director que tanto debe a los muertos vivientes quiso humanizarlos esta vez, dando a entender que sólo atacaban a gente malvada y que ellos al igual que los humanos también luchan para sobrevivir. De hecho algunos de los personajes son bastante odiosos y despiertan más antipatía que los propios zombies. Este giro argumental es comprensible teniendo en cuenta que a los zombies siempre se les ha asociado con muerte y sangre y sin embargo Romero quiere homenajearlos mostrando también otra clase de comportamientos. Su lado más "humano" vaya.

De todas formas la película no es nada del otro jueves, los fans la esperaron con impaciencia y se ilusionaron cuando Romero anunció su intención de dirigirla, pero el resultado no satisfizo del todo a una audiencia entregada de antemano. Vuelven a mostrarse escenas desagradables de casquería para satisfacer al público ávido de sangre pero en general el resultado dista mucho de sus primeros trabajos.