En pleno ascenso al estrellato el carismático Steve McQueen protagonizó esta historia sobre partidas de póker ambientada en los años treinta. Interpreta a un osado jugador de naipes que ansía enfrentarse con el veterano rey del campeonato, Edward G. Robinson.

Si no te gusta el póker quizá la película te pueda parecer algo aburrida. La historia tampoco da mucho de sí pero la presencia de su atractivo reparto compensa las carencias argumentales. Destacaría, a parte del carisma de su protagonista, la sensualidad de Ann-Margret, la veteranía del siempre correcto Edward G. Robinson, la belleza inocente de Tuesday Weld, el talento de Karl Malden que volvería a trabajar junto a McQueen un año después en Nevada Smith, y la presencia del siempre inquietante Rip Torn. La banda sonora de Lalo Schifrin como siempre raya a gran altura junto al tema principal "The Cincinnati Kid" cantado por el gran Ray Charles.

En definitiva, se trata de una película que habla sobre una época de crisis social y económica en la que mucha gente arriesgaba con el juego. Más o menos como ahora pero on line. Gente honesta y trabajadora frente a tahúres e interesados que por lo general terminan mal.