Película sumamente interesante por la actualidad de su argumento, es decir, la piratería en el cuerno de África. Basada en una historia real, narra el secuestro de un capitán de navío americano en aguas de Somalia a manos de piratas. Está filmada con el habitual rigor de su director Paul Greengrass cámara al hombro estilo docudrama. Hanks encarna con total veracidad a dicho capitán mientras que Barkhad Abdi le da la réplica como el líder pirata. Ambos resultan muy creíbles y su duelo actoral es magnífico aunque sólo Abdi fue nominado al Oscar. La historia trata de ser lo más fidedigna posible a una situación real aunque también se añadan recursos dramáticos para hacerla más cinematográfica. Ambos personajes son astutos y decididos hasta el punto de que incluso llegamos a sentir cierta simpatía por el jefe pirata. No sé si esto lo digo porque tengo el síndrome de Estocolmo pero el caso es que uno acaba respetándole porque es un gran líder y en cierto sentido también tiene su integridad.

La pericia de su director y el dinámico montaje hacen que el ritmo no decaiga y mantenga al espectador clavado a la butaca intrigado por conocer la resolución del secuestro. Entre los protagonistas se establece una relación relativamente cordial dadas las circunstancias y ambos personajes esbozan los motivos y razonamientos por los que se llevan a cabo los secuestros en esa zona del mundo.

Se agradece que Hollywood de vez en cuando escoja para las tramas de sus películas situaciones reales de la vida de hoy en día y que no todo sean secuelas, precuelas o remakes de superhéroes que ya hemos visto una y mil veces.