A pesar de contar con un reparto de quitar el hipo y un equipo técnico de primera, Un puente lejano nunca me ha gustado. Creo que trata un argumento demasiado ambicioso y aunque la trama bélica está bien explicada y se sigue con relativo interés, el conjunto resulta difuso, no hay emoción, hay demasiadas subtramas y al final te cansas de ver un sinfín de explosiones y disparos. Los productores no repararon en gastos para reconstruir este famoso episodio bélico acontecido durante la Segunda Guerra Mundial y que supuso uno de los mayores fracasos de los aliados.

A rigor no le gana nadie, guión del afamado William Goldman basado en un reconocido libro de Cornelius Ryan, (algunos de los protagonistas supervivientes de la contienda supervisaron la veracidad de las situaciones) uniformes, armas y vehículos de época e incluso filmación en escenarios naturales pero muchas veces tanto esfuerzo resulta baldío si uno no se centra en lo importante, en lo que da emoción a la historia. Un caso similar fue el de otra producción bélica de similares características, me refiero a El día más largo. También con mucha cara conocida, mucho despliegue de medios y otras casi tres horas de duración pero para mi gusto fallida. Este tipo de películas parecen más bien documentales dramatizados como los innumerables que se han filmado sobre la Segunda Guerra Mundial. Son interesantes pero cinematográficamente les falta pulso.