Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar quizá sea la película más desvergonzada de Woody Allen, desde luego la que tiene el título más largo seguro. Se trata de una amena comedia que habla sobre distintas cuestiones relativas al sexo de manera muy ingeniosa y divertida.

Son siete capítulos de los cuales los dos últimos son los que más me gustan, ¿Los experimentos sobre el sexo dan resultados satisfactorios? y ¿Qué sucede durante la eyaculación? En ellos hay chistes antológicos como ver a Woody Allen disfrazado de espermatozoide a punto de ser eyaculado o la escena en la que le persigue una teta gigante que le ataca tirándole leche. Muy divertidos son también los experimentos sexuales del doctor encarnado por John Carradine o la secuencia en la que Allen interpreta a un bufón que intenta abrir el candado del cinturón de castidad de una princesa con una lanza que pide prestada a un centinela con la excusa de que la necesita para quitarle un trozo de comida que tiene entre los dientes. Hilarante resulta además ver a Gene Wilder enamorado de una oveja a la que echa de menos acariciando un jersey de lana o el número del travestí entre otros.

En definitiva estamos ante una comedia gamberra basada en un humor ingenioso, divertido e inteligente. El humor como fin y no como acompañamiento para historias más complejas y maduras es lo que el genio neoyorkino desarrolló durante esta primera etapa de su cine hasta que en 1977 se llevó el Oscar con Annie Hall.