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Estados Unidos Estados Unidos · Nueva York
Voto de Harold Angel:
3
Acción. Drama Un ex-policía frustrado se toma la justicia por su mano en una inmensa ciudad, por ese motivo crea un grupo de vigilantes que se dedican a mantener la ley y el orden en las calles. Al mismo tiempo, el hijo y la mujer de su mejor amigo Eddie Marino son atacados por una banda local en su propia casa, acabando con la vida del pequeño. (FILMAFFINITY)
13 de octubre de 2014
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director de culto William Lustig dirigió esta mediocre variante de las películas sobre justicieros que tan de moda estaban en los setenta y ochenta. Se trata de una versión todavía más cutre que las que protagonizó Charles Bronson en el final de su carrera. De argumento sencillo la película pretende denunciar la delincuencia y la inoperancia de la policía en las grandes ciudades americanas. Un grupo de ciudadanos anónimos decide tomarse la justicia por su mano y se convierten en justicieros que se encargan de liquidar a toda la chusma que los jueces sueltan a la calle independientemente de los delitos cometidos. Robert Forster se unirá a ellos cuando una banda mate a su hijo y asalte la casa de su mujer.

La historia pretende justificar el comportamiento de tales individuos con argumentos poco sólidos y bastante burdos, sirva de ejemplo la escena en la que el juez deja libre al líder de la banda responsable de la muerte del chaval. En este sentido la película más seria y que mejor denunciaba los fallos de la ley para atajar la delincuencia es Los los jueces de la ley. El resto, incluidas las de Bronson, no son más que vulgares pretextos para justificar orgías de acción y violencia que rezuman fascismo por los cuatro costados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Harold Angel
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