Tras el considerable éxito de La sirenita después de décadas ninguneando al público más infantil, la Disney se propuso explotar el filón estrenando una película de animación al año. Los primeros noventa fueron gloriosos con La bella y la bestia, Aladdin o El rey león, luego vendrían los estudios Pixar y su revolucionaria Toy story película íntegramente filmada por ordenador. La segunda mitad de la década continuaron estrenándose títulos taquilleros pero de calidad más discreta mientras que Pixar afinaba el tiro con Bichos o la secuela de Toy story, de manera que a partir del siglo XXI se hicieron los amos del cotarro y sus películas superaron a las de Disney con títulos tan característicos como Monstruos S.A., Buscando a Nemo, Los increíbles, Ratatouille, Up o Del revés, entre otras obras maestras y la racha continúa hasta nuestros días con Coco por ejemplo.

En el caso de La sirenita, tenemos un cuento clásico de argumento tradicional algo fuera de moda en estos tiempos de corrección política y feminismo exacerbado, pero aún así la película entretiene con una historia que sigue funcionando gracias a sus encantadoras canciones y vistosos números musicales.