No voy a recitar la lista de películas de amigos adultescentes que el cine americano nos ha regalado (bueno sí, va St Elmo; Reality bites; Singles; Los amigos de Peter...) durante finales de los 80 y los 90. Beautiful Girls es una nueva historia de la vieja historia de crecer, cumplir los sueños de juventud, afrontar las decepciones y bajar de esa nube de la adolescencia y postadolescencia al mundo real en que todo aquello que no nos importaba, de repente, es fudamental. La vida no es fácil, el potencial no siempre estalla en una realidad plena y hay que saber conformarse y reconocer las cosa buenas que la vida nos da, aunque no sean las que esperásemos. El mensaje, ciertamente me resulta trillado, Demme (que hizo un gran trabajo en Blow) intenta una película de personajes, quizás con algún estereotipo. Alguna reflexión me chirría por su (no siempre lograda) intensidad moral, en labios de personajes (como el de Rappaport), a priori menos intensos. El pianista Hutton (arquetipo del héroe que vuelve a sus orígenes y se reencuentra consigo mismo) acumula tópicos (de la ciudad al campo buscando la pureza; de la adultez en NY a su adolescencia en el pueblo). Uma es casi un ser irreal (sí, ya sé que adrede, pero es que tampoco me la creo). Rosie O Donell la clásica amiga poco agraciada pero deslenguada y así casi todo el metraje. Dillon el atleta centro de atención en el Insti que se siente defraudado por su realidad pero se redime a través del amor de una chica inestable e insegura...(Mira Sorvino hace un gran papel, en serio, hasta me sorprendió). Supongo que no hay nada que te sorprenda y todo queda en una almibarada convencionalidad, aún asumiendo que en este tipo de cine de amigos no se trata de sorpresas argumentales sino de retratar emociones.
En resumen, que creo que Demme más que retratar deja hacer a las emociones sin ningún esfuerzo, quedando una película pastelera en exceso pero sin más momentos de emoción que los que el espectador quiera concederle y apoyados constantemente en muletas musicales y diálogos que se supone pretenden hacernos reflexionar. Tiendo a pensar que cuando un director nos pone música sin parar es para emocionarnos con la canción, más que con la imagen o el diálogo. Vamos, que el cinco es por Natalie Portman, que es una pedazo de actriz y una mujer preciosa.