Si a una persona le da por cargarse a todo el que se ponga por delante, tiene la excusa de que unas voces o alguien le obligaron a hacerlo, con lo que o vas a pudrirte en la cárcel porque no se lo cree nadie, o a un manicomio si tienes algo de suerte, o te ponen una inyección letal, aunque no sabemos cuál de las tres cosas es peor. Vale, muy bien, pero todo esto explicárselo a las sufridas víctimas a las que, supongo, que les dará igual lo apuntado o que al sujeto le salió de sus partes. Podríamos decir que este argumento es oportuno para un thriller o, según como lo plantees, para una película de terror. The Puppetman se queda en la mitad con el agravante de que además intenta ser un slasher clásico al que le falta precisamente parte lo que más les caracteriza, muchos asesinatos sin estar demasiado motivados. Ese intento de justificación lastra un film que adolece de ese humor negro necesario para rodar este tipo de films.

David, también llamado The Puppetman, es el autor, entre otras, de la muerte de su esposa y que se declara inocente alegando que era una fuerza maligna la que controlaba su cuerpo. Su hija Michal empieza a sospechar que puede haber algo de verdad en esto cuando sus compañeros de estudios empiezan a morir brutalmente.

Brandon Christensen (Still/Born) está al volante en esta producción que intenta dar un sentido psicológico a un tema, el slasher, que no tiene más preocupación de que el espectador se lo pase bien. Este intento, aunque loable, nos despista un poco ya que esperamos otro desarrollo, más metido en materia. La idea de que un ente nos obligue a cometer todo tipo de tropelías está muy bien como premisa además, con una legión de post-adolescentes como protagonistas, pero pierde demasiado el tiempo en encontrar una justificación con el personaje de Michal, que se debate en la lucha de sus demonios interiores sin saber muy bien hacia dónde van a ir sus reflexiones.

Cinta muy oscura en cuanto a su planteamiento y puesta en escena perdiendo ese toque de humor imprescindible para pasar un buen rato. Esto nos reafirma en la idea de que a pesar de que su duración es de 96 minutos nos parezca el doble. De todas maneras el último tramo del film arregla algo el desaguisado pero quizás sea demasiado tarde.

En las interpretaciones tenemos a Alyson Gorske en el papel de Michal, destacando en su apartado dramático. Del resto nombrar a Angel Prater en el papel de Charlie, amiga íntima de Michal y a Zachary Le Vey como David en un papel algo escaso pero electrizante.

No tomaros The Puppetman como un slasher clásico. Intenta ir más allá pero se pierde en el intento. Con lo bonitos y resultones que son esos films que sin mucha trama hacen que nos lo pasemos en grande. Tampoco es pedir demasiado.

https://www.terrorweekend.com/2023/11/the-puppetman-review.html