Fantástico documental de casi 3 horas de duración con una cantidad de imágenes inéditas apabullante, y que además han sido tratadas y restauradas magistralmente. Nunca el bolchevique georgiano y su gobierno han estado mejor analizados en pantalla. Ni las causas de su ascenso al poder. Además, como el resto de trabajos de la serie ‘Apocalipsis’, está narrado con profusión de detalles y con un ritmo endiablado, de tal forma que su interés no decae en ningún momento.

En el documental queda meridiananamente claro, para los todavía confusos, que Stalin no era mucho peor que Lenin, ni tampoco más sanguinario que Trotski, elevado a los altares por los que se niegan a creer en el absurdo del Comunismo, a pesar de que ha fracasado siempre y en todo lugar. Lenin creó la sanguinaria policía política –la Cheka– nada más hacerse con el poder, instauró el 'Terror rojo', causó hambrunas tremendas, no le tembló el pulso en una guerra civil atroz, y también favoreció un culto a su personalidad como los antiguos jerarcas de Oriente. Stalin sólo fue su mejor discípulo, y sobre todo, el más decidido.

Cabe recordar también –y así está perfectamente reflejado en el documental– que los bolcheviques se hicieron con el poder luchando no contra el Zar y su gobierno pseudofeudal, como les habrán enseñado a la mayoría de uds. en el colegio, sino contra un gobierno provisional reformista de clara tendencia izquierdista, que quería, eso sí, intentar establecer una verdadera democracia en Rusia. Pero Lenin, tras perder la primera votación, ordenó suspender la Duma para siempre apostando ametralladoras en la entrada del Parlamento, y encarceló o fusiló a la mayoría de la oposición.

La democracia en Rusia acabaron defendiéndola en octubre de 1917 –según el calendario gregoriano– y frente al Palacio de Invierno un batallón de mujeres jóvenes e inexpertas que casi consiguen frenar a las hordas bolcheviques que desvalijaron, justo después, la enorme bodega del Palacio de Invierno. La colección de caldos y licores del Zar los tuvo beodos durante varios días, disparando a cualquier ‘contrarrevolucionario’ –o sea, a cualquiera– que pasase por la calle.

En resumen, los bolcheviques prometieron al pueblo ruso ‘Paz, tierra y pan’, y los metieron en una guerra civil salvaje, les quitaron la tierra, y provocaron unas hambrunas –como el Holodomor en Ucrania– sin parangón en la historia de la humanidad. Pero ganaron la batalla de la propaganda. Por eso, entre otras cosas, este documental es imprescindible.