Prisoners of the Ghostland (2021) es una bizarrísima película que combina acción, ciencia ficción y elementos del western. Dirigida por el japonés Sion Sono. Un convicto debe rescatar a la hija de un sheriff de una tierra arrasada y pesadillesca. Es por momentos inentendible aunque también magnética.

Por Nicolás Bianchi

Prisoners of the Ghostland puede generar esa extraña atracción que genera lo raro. El film resulta, en varios de sus tramos, difícil de comprender aunque suele salir de esos nudos con sorpresivos estallidos de acción o directamente gags humorísticos. Es, también, una obra imposible de encasillar dentro de un género. Aventuras, acción, comedia, western, sci-fi, todas las etiquetas le caben pero ninguna la define por completo.

La película se va a desarrollar entre dos mundos. En el primero, el personaje que interpreta Nicolas Cage, a quien los demás se referirán como Hero (héroe), está preso por participar de un robo a un banco que terminó muy mal. La sociedad que se presenta es una fusión entre un pueblo del Lejano Oeste y un relato de samuráis. El condado está regido con mano dura por Governor (Bill Moseley), quien tiene bajo su mando al espadachín Yasujiro (Tak Sakaguchi), un grupo de geishas y otro de pistoleros.

El sitio donde habitan todos estos personajes es también muy extraño. Tiene la forma de un pueblo de película de western, pero además de un bar o saloon hay viviendas al estilo japonés, luces de neón y carteles de led que cuelgan e indican lo que parecen ser las cotizaciones de las acciones en un mercado bursátil. El nombre genérico de los personajes puede llevar a pensar que se trata de una combinación de mundos cinematográficos, el de los cowboys y el de los samuráis. Pero es solo una interpretación posible en un film un tanto inasible.

Governor decide sacar a Hero de la prisión para encomendarle la misión de rescatar a su nieta Bernice (Sofía Boutella), para lo que debe cruzar a otro mundo, el Ghostland del título. La tarea del protagonista remite a Escape from New York (1981), de John Carpenter y su vestuario al de Snake Plissken, aquel héroe interpretado por Kurt Russell. Hero es vestido con un traje de cuero negro que contiene distintos explosivos que se pueden detonar si el hombre comete algún error, o si no regresa con Bernice luego de un puñado de días.

Ghostland, a su vez, es un paraje post apocalíptico, que podría tener algún punto de contacto con el mundo de Mad Max, en el que habitan otros personajes típicos del cine de género como, por ejemplo, zombies (hay más, no tiene sentido mencionar aquí a todos). No queda claro como es el viaje entre ambos mundos, aunque el viaje sea en auto en un modo similar a Back to the Future. Entre tanto despliegue de artimañas de distintos géneros resulta difícil identificar cuáles son las referencias intencionales de la película y cuáles simplemente pueden suceder en la mente del espectador.

La película es incoherente y disparatada, pero también puede resultar muy entretenida. Nicolas Cage se vuelve a embarcar en un proyecto que requiere de una actuación al borde del delirio. Es la tercera película del actor en el año y está más cerca de lo que hizo en Willy´s Wonderland (2021), donde interpreta a un empleado de mantenimiento que debe luchar contra muñecos que cobran vida en un parque de diversiones, que de su muy serio rol dramático en Pig (2021), una de las películas más destacables del año.

El film es en algún punto inclasificable. Puede ser tomada como un sinsentido pero también como una película sumamente llamativa y ocurrente. Presenta, además, un gag memorable, difícil de olvidar, pero para eso primero hay que animarse a ingresar al extraño mundo de Ghostland.

Se estrenó en cines en algunos países y también se consigue online. Contacto: [email protected].