Si, ya sé que todo parece muy forzado y que es una película para niños nada exigentes, pero ¡¡me lo he pasado en grande!! Aunque se me note la edad, tengo que decir que yo era un rendido admirador de la serie de animación televisiva y que no me perdía ni un capítulo. Para mí fue algo desalentador ver que se iba a hacer una adaptación cinematográfica con personajes reales (además con casi las mismas intenciones que las adaptaciones de “Astérix”), pero de momento me quedé encantado con el casting que realizaron, ya que los personajes reales son literalmente calcados de los dibujos (empezando por el pequeño Vikingo pelirrojo protagonista). En cuanto a la historia, muy en la línea de la serie igualmente, pero trufada de ese toque ingenuo y a la vez épico que tenía la serie, amplificado por una factura espectacular y una banda sonora excelente: el malvado vikingo Sven decide secuestrar a todos los niños del poblado de Flake, con lo que su jefe, Halvar irá en su Drakkar para rescatarlos, aunque sin saberlo lleva de polizón a su propio hijo, Vicky, cuya inteligencia los salvará de los peligros más insospechados. El espectáculo está muy logrado en todo momento, y la gran diferencia es que mientras que Asterix es un héroe de papel, Vicky ya tenía un antecedente audiovisual, con lo que la adaptación ha sido mucho más fácil. Además del aspecto físico casi idéntico de los personajes (no solo de Vicky, y de su padre Halvar, sino de Tjure, Snorre, Urobe, Faxe o el malvado Sve) consiguiendo que resulten creíbles y nada ridículos, también hay que destacar el excelente trabajo de interpretación de cada uno de ellos. Es una clásica película de aventuras, orquestada con eficiencia, poca exigencia, pero grandes resultados, sobre todo por articularla con la suficiente sutileza como para que la disfruten tanto los pequeños como los grandes, con elementos sacados del cómic y de la propia serie. Una delicia para disfrutar. Así se crea un éxito de taquilla. Todo el mundo sabe qué va a ver, y todo el mundo sale satisfecho. Dignamente.