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Argentina Argentina · buenos aires
Voto de vcleblanc:
7
Drama Laura está embarazada, pero no quiere tener ese hijo. Juan, su marido veterinario, por el contrario, sí quiere tenerlo. Laura parece obsesionada con las clases de piano que da a Sol, una joven discípula en la que tiene cifradas vagas esperanzas: quizás de verla hacer una carrera que ella resignó o aún la posibilidad de salir de un pueblo que la ahoga. (FILMAFFINITY)
28 de septiembre de 2011
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por favor qué el adiós no se alargue me canse de tanto esperar (me)

La vida nueva, interesante propuesta qué viene a confirmar el buen nivel (calidad) por el qué esta atravesando el cine argentino, por lo menos, en los últimos 4 o 5 años.
El film esta producido por Matanza cine (léase Pablo Trapero) y se nota durante los (casi) 75 minutos qué dura el metraje, se nota en sus capas, en su olor, en su piel.
Santiago Palavecino dirige y escribe (esto ultimo junto a Alejandro Fadel) de forma correcta, aunque con escenas inconexas entre si y algunas fisuras argumentales; Lo fuerte del film está en el guión, y no precisamente en las palabras qué se dicen, la esencia radica en el guión qué no habla, el guión está en las miradas, está en los acordes de una mandolina, está en el rebotar de dedos sobre el marfil de un piano (el cual habla con palabras de Bach) el guión está en esos silencios, silencios qué gritan y se hacen oír (o no)
Martina Guzmán se destaca en éste triangulo actoral junto a Alan Pauls, qué aunque algo disperso, es el qué pone los puntos y comas a esta historia, y un German Palacios qué en cuentagotas aparece siempre efectivo, el resto del casting bastante flojo, fuera de foco.
La vida nueva es un film oscuro y algo turbado es “transición, momentos de calma y tensión” (Como reza Laura, el personaje de Guzmán) es un drama con tintes (pocos) de Thriller policial.
La película de Palavecino habla por lo qué no dice, dice por lo qué no escucha (o si) pero sobre todo (y en todo) se ve lo qué se mira (o se quiere ver)

Se despidieron y en el adiós ya estaba la bienvenida (con uno mismo, ese qué muto cuando fue nuevo lo olvidado o nunca recordado)
Sabes que estoy siempre a favor del adiós.
vcleblanc
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