Humor inteligente, cambio de imagen radical (ya lo anuncia la foto de portada), un reparto bien ensamblado, y Charlie Sheen. Cierto, él es el auténtico pilar de esta serie (como de la anterior, no hay que olvidarlo) y se merienda con su carisma y con su propio personaje esa superación post "Dos hombres y medio". De ahí el absoluto éxito que está cosechando. Vistas las dos primeras temporadas, bañadas con algunos cameos de relumbrón (siempre dentro del mundo USA), no queda más que decir que supera a su anterior trabajo que ya estaba encasillado en los mismos vericuetos capítulo tras capítulo.