Típica película de venganza, esta vez ambientada en las 3000 viviendas de Sevilla. Un ex-convicto (Mario Casas) perteneciente a un clan venido a menos, sufre un accidente en el que fallece su hija y en que los culpables se dan a la fuga. A partir de aquí comienza a investigar por su cuenta ayudado por su familia y por una inspectora de policía, enfrentándose a los clanes rivales que dirigen el tráfico de drogas. El problema viene cuando llevas una hora viendo la película y te das cuenta que no te has enterado ni del 75% de lo que dicen. Muchas cosas las intuyes, otras las sacas del contexto, pero vamos, enterarte de poquito. Cuando llevas una hora y media como que pasas y ya la última media hora ves los santos pasar. Evidentemente mejor con subtítulos desde el principio. La película normalita, tiene buenos momentos y la ambientación no es mala, pero vamos, estar leyendo la película como que no apetece. Mario en su linea, plano y sin alma todo el largo, tirando de él Ruth Díaz en el papel de inspectora, la mejor interpretación de largo de todo el film. Le plantó un 4 y va de sobra, porque al final la ves por inercia y dicho esto me voy a ver perros callejeros que la voy a disfrutar más.