Tenía muchas ganas de ver esta película de Rodrigo Cortés, quien ya me sorprendió con la hiperactiva “Concursante” y quería saber si en esta segunda película seguía con el tono crítico y el atrevimiento de su opera prima… y no me ha decepcionado.
En “Buried (Enterrado)” la crítica es igual o más feroz, reparte leña a todos: a los gobiernos, a las aseguradoras, a las empresas, a los ejércitos, a la globalización, a las amigas impacientes… Sí, porque además de histeria, terror, desesperación, ira, dolor, esperanza, inseguridad hay un pequeño hueco para un sutil sentido del humor que permite respirar al espectador durante un par de segundos.
La película es asfixiante, oscura y recrea a la perfección la sensación de claustrofobia. Hay un par de planos imposibles en los que la cámara se sale de la caja de madera para demostrar la soledad del protagonista o la profundidad a la que está enterrado. Pero su mayor virtud es que nunca aburre aunque no veamos en ningún momento el exterior y el guión evite recursos facilones como la voz en off de los pensamientos, los flashbacks o que el protagonista hable consigo mismo expresando sus sentimientos. Y es que este tipo de recursos no hacen falta: Ryan Reynolds consigue hacer creíble su personaje (quien lo hubiese dicho tras verle poniendo cara de serio en la soporífera “Luciérnagas en el jardín”), la música acompaña a la acción, igual que el montaje, y los diálogos telefónicos crean una tensión que va aumentando hasta que llega el final de la película, sobre el cual hablaré en el spoiler.