En principio pensaba que se trataba de la típica peli de justiciero callejero, pero luego me percaté que trata de ser una crítica "feroz" al sistema judicial, con lo que la película empezó a interesarme bastante, pero al final me percaté que al parecer al director y al guionista se les fue de las manos y dijeron "vamos a terminar como sea ésto que no sabemos como terminarlo".
Gerard Butler intenta ser un villano total sin conseguirlo, al final es un malo muy tonto. Jamie Foxx encarna bien su papel de abogado ambicioso, inteligente y casi sin escrúpulos, pero también se queda corto. De los demás personajes, se quedan muy planos y estereotipados.
Si tratataba de ser una crítica al sistema judicial, faltan otras instituciones que debieron jugar un papel, que en la vida real tienen un papel importante relacionado con la justicia y me refiero a la sociedad en general (a la gente de Filadelfia, donde transcurre la accion) y a los medios de comunicación, que todo el mundo sabe que juegan un papel muy importante en todo lo relacionado a la Justicia.
Bueno, cómo digo en el título de esta crítica, ha sido un querer y no poder, no sé si es porque el director o la productora no han sido lo suficientemente valientes para lanzar una furibunda y feroz crítica al sistema judicial y... como no también a los justicieros.