Después de dirigir ‘Paintball’ y ‘Bruc. El desadfío’ el director barcelonés Daniel Benmayor da el salto a Hollywood con un proyecto de encargo, la medianamente entretenida y plana argumentalmente hablando ‘Tracers’. El film es un intento por activar el espíritu indomable y adrenalítico de la estupenda ‘Le llaman Bodhi’ aunque obviando para ello las enormes diferencias existentes en el reparto (Keanu Reeves, Patrick Swayze, Lori Petty, Gary Bussey o John C. McGinley), guion y dirección del film (la ganadora del Oscar Kathryn Bigelow), algo que como la lógica indica se ve reflejado en su resultado global.

‘Tracers’ es un thriller de acción que narra la vida de Cam (Taylor Lautner), un repartidor exprés en serios problemas económicos que recorre las calles de Nueva York con su bicicleta. Un día cualquiera, choca de manera fortuita con una atractiva joven practicante de parkour (disciplina de origen francés que consiste en desplazarse por cualquier hábitat, utilizando para ello las habilidades del propio cuerpo) rompiendo su bicicleta. A partir de ese momento y tras serle repuesta la bicicleta comienza a mostrar un gran interés por el parkour y en especial por la joven. Pronto descubrirá que el grupo de ‘tracers’ (denominación de los practicantes de parkour) al que pertenece Nikki (Marie Avgeropoulos) y que está bajo el liderato del intrigante Miller (interpretado por Adam Rayner, protagonista de la serie de televisión ‘Tyrant’) utilizan sus habilidades no solo para el disfrute físico y personal sino para la realización de robos y huidas. Cam, dados sus problemas financieros, querrá entrar en el grupo y acercarse a la joven, algo para lo que necesitará esforzarse en aprender parkour y poder así seguir el ritmo del grupo de delincuentes.

La película es bastante limitada. Limitada por el pobre recurso interpretativo del reparto encabezado por el atractivo pero inexpresivo a su vez Taylor Lautner, pero también por lo plano y básico del guion coescrito por Leslie Bohem, Matt Johnson, Kevin Lund y T.J. Scott: demasiadas manos para tan poca chicha. La película al menos resulta en su mayor parte entretenida (exceptuando un serio bajón en su parte central fruto de las carencias dramáticas de los actores) a pesar de que resulta excesivamente previsible en la evolución de la historia. Sí que destaca -visualmente al menos- la filmación de las persecuciones por tejados y grandes paredes, mostrando un trabajo físico importante en la mayor parte del reparto y una apreciada pericia en Benmayor para el uso de pequeñas cámaras portátiles y su montaje posterior. En lo relacionado al trabajo físico destaca -aquí sí- el despliegue de un Lautner que ha filmado la casi totalidad de escenas sin el uso de doble y donde muestra su amplio repertorio de saltos, volteretas y habilidades físicas en general.

La presencia de Taylor Lautner como reclamo adolescente amén de lo básico del texto mostrado rebela sin el más mínimo pudor el público objetivo al que va dirigida la película, y limitándolo así de manera exclusiva a dicho perfil adolescente y consumista. El film resulta equivalente al consumo de una hamburguesa en un restaurante de comida rápida: sabes que es mala pero sacia por un tiempo breve.

Lo mejor: Las espectaculares acrobacias en la práctica del parkour. Su breve duración (88 minutos).
Lo peor: Las limitaciones interpretativas de todo el reparto. Lo esquemático del guion.

Valoración:
Banda sonora: 5
Fotografía: 6
Interpretación: 3
Dirección: 5
Guion: 3
Satisfacción: 4,5
NOTA FINAL: 4,4

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