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Voto de Sergio Berbel:
6
Drama Cuatro historias sobre la fortaleza moral y la pena de muerte que cuestionan hasta qué punto la libertad individual puede expresarse en un régimen despótico. (FILMAFFINITY)
24 de enero de 2023
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El cineasta iraní Mohammad Rasoulof quiso dar una respuesta valiente y arriesgada a las denuncias cinematográficas contra la pena de muerte que formularon obras maestras de la dimensión de “El verdugo” de Luis García Berlanga o “Pena de muerte de Tim Robbins. Para ello, decidió dirigir una película episódica que, a través de cuatro historias distintas y, con la valentía innata y hasta temeraria que hay que lucir en Irán para denunciar las circunstancias de la dictadura teocrática que allí gobierna, mostrarnos cuatro caras diferentes del terror que produce la pena capital, anacrónica e insoportable, que por desgracia y de forma inexplicable aún pervive en algunos Estados.

Pero las intenciones sólo en parte acompañan al resultado final, no en lo estético, donde Mohammad Rasoulof hace gala de un estilismo visual exquisito y preciosista, gracias a una dirección de fotografía espléndida de Ashkan Ashkani, que roza la perfección en el tercero de sus episodios, pero sí en la tibieza y liviandad de sus cuatro historias, que hubieran necesitado más carga dramática y menos metraje, porque se termina haciendo larga una cinta de 150 minutos como ésta.

Entre las cuatro historias escritas por el propio director iraní, me quedo con la primera, que acompaña al espectador en torno a la vida rutinaria de una familia iraní contemporánea que vive en una gran ciudad pero que esconde un terrible secreto que no se desvelará hasta el final del episodio. La segunda de sus historias peca de cierta tendencia a lo fantasioso que acaba lastrando un arranque dentro de una prisión que prometía más de lo que acaba dando. El tercer relato, el más bello estéticamente hablando, también resulta el más desgarrador y realista. Y el último, adolece de una tendencia al culebrón innecesaria.

Estamos ante una buena película, pero sobrevalorada a la hora de concederle el Oso de Oro del Festival de Berlín de 2020 porque, a pesar de su compromiso y valentía, vale muchísimo más política que cinematográficamente hablando.
Sergio Berbel
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