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Voto de Sergio Berbel:
10
Drama. Comedia. Romance Julie va a cumplir los treinta y su vida es un desastre existencial. Ya ha desperdiciado parte de su talento y su novio Aksel, un exitoso novelista gráfico mayor que ella, la presiona para que contenga su energía creativa y siente la cabeza. Una noche se cuela en una fiesta y conoce al joven y encantador Eivind.
16 de abril de 2023
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joachim Trier es una de las voces propias más importantes del panorama cinematográfico contemporáneo. Desde Noruega, nos ha ido regalando una obra maestra tras otra, todas ellas capaces de retorcer las convenciones de diferentes géneros para reinterpretarlos de forma cautivadora y adictiva. Suya es una de mis películas de terror psicológico favoritas de todos los tiempos (“Thelma”) o un drama de la dimensión de “Oslo, 31 de Agosto”. Sin duda, su virtuosismo como cineasta toca techo con “La peor persona del mundo”, llevando hasta el paroxismo de la calidad insuperable un género tan denostado como la tragicomedia romántica. Porque la suya es una de las más grandes de los últimos años.

Film perfecto de principio a fin, sabe evolucionar de la comedia al drama y viceversa a lo largo de su metraje como la vida misma, fluyendo con facilidad y aparente sencillez para contarnos cosas muy inteligentes y muy profundas, sin dejarse ninguna disyuntiva actual detrás. Pero todo ese edificio fílmico inapelable se sostiene en una de las mejores interpretaciones que hayan existido en lo que va de siglo, la que nos regala (premiada justamente en Cannes) Renate Reinsve que ríe, llora, se desconcierta, se encuentra, se ratifica y se pierde ante la cámara como pocas veces se haya visto antes. Sólo por ella y por el excelso guión del propio cineasta noruego ya valdría la pena ver la cinta de rodillas. Pero… es más, mucho más esta inolvidable historia de una treintañera a la búsqueda permanente y sin descanso de su futuro personal, sentimental y laboral según sus propias creencias, gustos y convicciones contra todos los estereotipos del heteropatriarcado.

Y a la perfección absoluta del conjunto ayuda la preciosa partitura musical de Ola Flottum, así como la bellísima fotografía de Kasper Tuxen, tan perfectamente convincente cuando la narración es realista y literal como cuando (maravillosamente) decide navegar por mares imaginarios imposibles, psicotrópicos o no, a través de un relato episódico donde los capítulos se van sucediendo mientras la historia y, sobre todo su protagonista, nos enamoran para siempre.

En suma, un clásico instantáneo imprescindible del cine contemporáneo. Otra vez lo logró Joachim Trier.
Sergio Berbel
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