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Voto de Sergio Berbel:
9
Comedia. Romance Nueva York. Una galerista (Helena Bonham Carter) convence a su marido (Woody Allen), periodista deportivo, para adoptar a un bebé. El marido, asombrado por la inteligencia del niño, quiere saber si su madre biológica es también superdotada; así que decide buscarla. Cuando consigue localizarla, resulta que se trata de una tierna prostituta, con muy pocas luces, que aspira a ser actriz (Mira Sorvino). (FILMAFFINITY)
2 de enero de 2021
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
25 años tiene ya “Poderosa Afrodita”, una comedia de Woody Allen que se aparta de su habitualidad y pervive en la memoria del espectador por la participación en la misma de un coro griego que, a modo de tragedia clásica, va interactuando y dialogando con el protagonista a tenor de los acontecimientos narrados en su metraje. Otra vuelta de tuerca en la creatividad genial de Allen, que siempre es capaz de sorprender mientras gira sobre el mismo eje argumental que ha capitalizado sus comedias románticas en tan extensa y prolífica filmografía.

En esta ocasión, Woody Allen interpreta a un padre adoptivo obsesionado con encontrar a la madre biológica de su superdotado hijo para constatar de dónde procede tamaña genialidad como la exhibida por el menor. El destino lo va a inmiscuir en una de sus extrañas carambolas cuando descubre que la misma es una prostituta de escaso nivel intelectual y cultural.

No podía ser de otra forma, ese año el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto fue para Mira Sorvino por la interpretación magistral de la madre biológica, dando la réplica femenina a la esposa del personaje de Woody Allen, encarnada por la siempre genial Helena Bonham Carter.

Por lo demás, el dios Woody Allen, el más influyente de los directores en mi vida, tiene tiempo entre declamación y declamación del coro de tragedia griega para dejar sobre la mesa sus temas clásicos imprescindibles como la futilidad del amor, la infidelidad, el amargo poso que deja una necesaria misantropía como forma de supervivencia, los prejuicios sociales, la superficialidad de cierto mundo cultural, la hipocondría… El habitual brebaje que el brujo Allen siempre nos sirve para deleitarnos una y otra vez con sus (menos de lo que parecen) sencillas comedias románticas de ambiente neoyorquino con una preciosa dirección de fotografía en tonos pastel adecuados para el tenor de la obra de Carlo Di Palma.
Sergio Berbel
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