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Voto de Sergio Berbel:
6
Drama Italia, siglo XVII. La pequeña Benedetta Carlini es llevada al convento de Pescia, en la Toscana. Con el transcurrir de los años se va manifestando su tendencia mística. Adaptación de la novela "Immodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy (Studies in the History of Sexuality)", de Judith C. Brown, que gira en torno a un convento y la homosexualidad de una de sus monjas, quien desde joven comenzó a tener visiones sin ... [+]
12 de marzo de 2022
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Paul Verhoeven nunca ha sido santo de mi devoción. A pesar de ello y por todo lo que le precede, le he concedido numerosas oportunidades. En unos casos me ha resultado indiferente lo que ofrece; en otras me ha horripilado. “Benedetta” pertenece al primer grupo: sin ser nada del otro mundo porque mucho me temo que el cineasta holandés no da para más, y a pesar de la necesidad de “provocar” con fórmulas mucho más que superadas en la sociedad contemporánea, al menos es un entretenimiento digno de sobremesa y para eso funciona si no le pides peras al olmo.

Con el piloto automático del estilo cinematográfico puesto, sin prestar mucha atención a la forma más allá de una academicista fórmula sin riesgo alguno, Paul Verhoeven nos sumerge en la Italia del siglo XVII donde una niña es entregada a un convento (cumpliendo previamente con los requisitos económicos que imponen las monjas, nada fáciles y nunca negociables) para que se convierta en monja. La niña es especial, eso sí, puesto que está convencida de su propia santidad y de su capacidad para hacer milagros y sufrir estigmas. O quizás es que su desequilibrio mental es ciertamente notorio.

Pero la complicación final está por llegar cuando una nueva novicia recién llegada al convento 18 años después que la santa, despierta las apetencias sexuales de Benedetta.

Aunque suene apasionante ab initio, ni el guión del propio Verhoeven y de David Birke (basado en una obra de Judith C. Brown) ni la atronante y a ratos asfixiante música de Anne Dudley logran elevar un producto nacido con vocación de telefilm con cierta necesidad de escandalizar a través de métodos anticuados.

Sin duda, lo mejor de la función son las interpretaciones de sus tres protagonistas: Virginia Efira y Daphne Patakia como las novicias enamoradas y Charlotte Rampling (con la elegancia que siempre la caracteriza) como la abadesa sobrepasada por las circunstancias. Lástima que todo lo demás no esté a la altura de este soberbio trío de actrices en estado de gracia.

No escandaliza ni innova a través de una película más en la filmografía de un cineasta ya octogenario, pero a ratos logra llamar la atención, lo cual no es poca cosa. Además, las visiones de Benedetta despiertan la mente en tan largo viaje a través de un delirio pop que se agradece.
Sergio Berbel
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