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Voto de Sergio Berbel:
10
Drama Año 1864. Durante la guerra civil norteamericana, la tranquilidad de una escuela femenina de Virginia donde sólo viven mujeres se ve alterada con la llegada de un apuesto soldado yanqui herido... Remake de "El seductor", dirigida por Don Siegel y protagonizada por Clint Eastwood. (FILMAFFINITY)
24 de septiembre de 2020
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Sofía Coppola (mi única novia verdadera) derrocha a manos llenas lo que otros matarían por tener: un estilo propio y reconocible, una firma en cada uno de sus planos que los identifica como suyos al primer vistazo, un sentido estético de enorme personalidad, cuidado exquisito y encuadre académico, un sello indeleble en su cine que ha convertido a su nombre en una marca de exquisitez absoluta para el más exigente de los cinéfilos.

Eso en cuanto a la forma. Porque en lo que se refiere al fondo, igualmente tiene una forma de narrar aún más particular y aún más reconocible, lo cual tiene aún más mérito si cabe. Sofía Coppola no juzga, no saca conclusiones, no ofrece soluciones, no toma partido. Todo su cine pretende ser aséptico, equidistante, equilibrista respecto a sus personajes, para que sea el espectador el que dicte sentencia y condene o absuelva.

Su languidez y el manejo de un tempo narrativo pausado ha sido sublimado de su mano como muy pocos, más allá del dios del cine actual Paul Thomas Anderson, son capaces de sostener en un cine contemporáneo impaciente, atolondrado y nervioso.

En ambos aspectos, “La seducción” es una absoluta obra maestra dentro de su intocable filmografía: es tan ecléctica, tan equidistante, que incluso puede provocar discusión tras el visionado del film en cuanto a quién ejerce la seducción y quién es su víctima en la cinta, porque todo es maravillosamente abierto en su cine, sin juzgar ni prejuzgar a sus muy perfilados y extraordinarios personajes, dejando esa faceta al espectador siempre.

“La seducción”, dentro de una plástica pastel exquisita, barnizada por una técnica visual totalmente tenebrista con el uso exclusivo de la luz natural en todo el metraje de la cinta, tanto en sus escenas interiores como de exterior, lo cual crea un juego de sombras a la luz de las velas ciertamente aterrador y portentoso visualmente, es una historia muy oscura, sobre las fauces abiertas con dientes sanguinarios que hay dentro de cada ser humano, siempre dispuesto a manipular a los demás para conseguir sus objetivos más inconfesables.

De una forma suave y cinematográficamente expresionista pero certera, Sofía Coppola utiliza una historia de señoritas sureñas obligadas a convivir con un soldado del Norte por circunstancias concretas en plena Guerra Civil norteamericana, para fraguar toda una parábola del egoísmo y la no existencia de nada que pueda ser desinteresado en el ser humano, siempre ávido de manipular para sus más inconfesables objetivos.

Y todo es magistral en la metáfora, rodada prodigiosamente en sus escenas de interiores exclusivamente con la luz natural o de las velas, en un alarde técnico similar al de Stanley Kubrick en "Barry Lyndon".

Dicho sea de paso, en una cinta vocacionalmente coral y plagada de brillantes y talentosas actrices consagradas y recién llegadas a partes iguales, atención a la interpretación de Elle Fanning, siempre Elle Fanning, la gran seductora de la cámara de nuestro tiempo, un portento y prodigio de la naturaleza, una secundaria a la que le bastan un par de escenas ante la cámara para comerse a todo y todos sin tapujos. Sigue siendo para mí una de las promesas más inmensas que nos presagia en el futuro el mejor cine, y con la que ya se encariñó para siempre Sofía Coppola desde su lección magistral de interpretación en "Somewhere", cuando apenas era una niña.

Y si alguien piensa que exagero con esta directora prodigiosa de apellido Coppola (ni más ni menos), recuerdo que de su mano llegó aquella “Lost in traslation” que cambió el cine para siempre en 2004, así como “Las vírgenes suicidas”, “María Antonieta” o “Somewhere”, para entender la magnitud de la cineasta de la que estamos hablando. Puro cine eterno.
Sergio Berbel
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