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Voto de Sergio Berbel:
10
Drama Adaptación de un drama de Tennessee Williams. Un pastor protestante (Burton), expulsado de su iglesia, trabaja en México como guía turístico, dirigiendo excursiones formadas sobre todo por americanas maduras. En una de ellas es víctima de los intentos de seducción de una sensual jovencita, lo que le granjea la animadversión de las demás mujeres. Finalmente, el grupo llega a un hotel regentado por una vieja amiga suya (Ava Gardner). (FILMAFFINITY) [+]
8 de septiembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era absolutamente imposible que no resultase una obra maestra inconmensurable: una pieza de Tennessee Williams adaptada al cine por John Huston e interpretada por Richard Burton, Ava Gardner y Deborah Kerr, rodada en un blanco y negro exquisito. El cine era esto, hablamos de “La noche de la iguana”.

En un rincón apabullantemente caluroso y asfixiante (materia prima primordial con la que se elaboran todas las obras del mejor dramaturgo de la historia de la literatura para mí), esta vez no en el puritano y sórdido Sur de los USA sino en México, un sacerdote apartado de su iglesia por veleidades ateas (absolutamente portentoso Richard Burton) busca refugio de un lío de faldas en el que se ha visto involucrado sin él buscarlo por una menor de edad (perturbadora Sue Lyon en un papel de uns Lolita insuperable) que viaja en un grupo concertado de mujeres para el que es guía por México. Allí tendrá que salir a su rescate la viuda de su amigo (una Ava Gardner como siempre electrizante) que tiene sentimientos por él y a donde acude a refugiarse también una buscavidas acompañada de su abuelo poeta que trata de conformar el poema definitivo de su vida en ese momento vital postrero (enorme Deborah Kerr).

Los diálogos se irán precipitando sobre el espectador e irán perfilando la misantropía, el nihilismo sudoroso, el vacío del ateísmo, la depravación del ser humano, la sordidez del sexo, la suciedad de la prostitución, el tabú de las relaciones entre seres de distintas generaciones, la homosexualidad reprimida… la esencia de lo mejor de la obra del mejor se despliega en esta obra maestra que resulta fresca como el primer día a pesar de haber sido estrenada en 1964.

El peso específico del marcado estilo de John Huston no desaparece ni se disimula entre el texto de Tennessee Williams, todo lo contrario, le otorga una pátina de testosterona que lo engrandece y lo hace aún más creíble. Dos genios que acaban combinándose a la perfección para lograr tamaña obra maestra.
Sergio Berbel
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