Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Sergio Berbel:
9
Drama. Intriga. Terror Maud es una joven enfermera que, tras un oscuro trauma, se vuelve devota de la fe cristiana. Cuando empieza a trabajar cuidando a Amanda, una bailarina jubilada enferma de cáncer, la fe de Maud le inspira la obsesiva convicción de que debe salvar el alma de su paciente de la condena eterna... sea cual sea el coste.
20 de noviembre de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Saint Maud” es un mucho más que interesante descenso a los infiernos de la enajenación mental por la vía del fanatismo religioso que entronca muy dignamente con referencias fundamentales en la historia del cine para radiografiar la locura desatada en la mente humana. Con referencias expresas a “Taxi Driver” de Martin Scorsese, la ópera prima de Rose Glass nos acompaña a vivir desde dentro la pérdida de la salud mental tan sólo un peldaño por debajo en su calidad de grandes clásicos idolatrados como “Repulsión” de Roman Polanski (con la que tienen bastantes puntos en común), “Cisne negro” de Darren Aronofsky y “Verónica” de Paco Plaza (con la que comparte una escena concreta realmente impactante sobre el poder de la mente humana perturbada sobre el cuerpo), pero que se distingue de sus predecesoras en una malsana y enfermiza búsqueda de la santidad mediante la autotortura física y psicológica que la emparenta directamente con “Rompiendo las olas” de Lars Von Trier.

Esta interesante y perturbadora cinta nos narra cómo una chica joven de pasado bastante dudoso (la elipsis narrativa sobre ello es magistral) entra a trabajar como enfermera de una famosa bailarina que sufre un cáncer en fase terminal. Para la enloquecida protagonista, su misión no es sólo cuidar de su cuerpo durante los últimos días de su existencia, sino salvar su alma y encomendarla a Dios como una misión divina que el propio Creador le ha encomendado cuando le habla a Maud directamente, porque ella habla con Dios sin intermediarios, de tú a tú.

La espiral de éxtasis presuntamente religioso y desborde mental de todas las líneas fronterizas razonables lleva a esta situación a una fase límite, porque la pérdida de estabilidad mental de su protagonista se encuentra en un crescendo sin fin y la tragedia se masca conforme avanzan los desgraciadamente cortos minutos de su metraje, que te dejan con ganas de que hubieran sido unos pocos más para desarrollar mejor algunas situaciones.

Y todo ello sustentado en la espléndida interpretación de Morfydd Clark, que monopoliza todos los planos de la película y que, con su rostro, nos acompaña de la mano a un paseo a los entresijos de la locura realmente aterrador.

Una película inquietante que nos ofrece una perturbadora gira turística por la mística más ansiosa y peligrosa, pero también un retrato de la soledad como pandemia de nuestro tiempo realmente certero e inquietante. Un terror apabullante por real, que es el único terror que vale la pena contemplar ante una pantalla de cine.
Sergio Berbel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow