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Voto de Sergio Berbel:
6
Drama Un aspirante a escritor regresa a su pueblo natal en Turquía, pero se siente abrumado por las deudas y problemas que tiene su padre.
21 de agosto de 2022
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No alcanza la excelencia la nueva película del cineasta turco Nuri Bilge Ceylan en el regreso con otra historia humana y familiar a su ansiada Anatolia. Y, sin embargo, no cabe duda de que “El peral salvaje” es una buena película, aunque hubiera podido serlo mucho más con un metraje más breve que sus excesivos 188 minutos para la historia que narra y ahorrando al espectador algunas reiteraciones realmente innecesarias para el desarrollo dramático de la trama, que quizás hubiera necesitado de más tragedia y menos reflexión.

Y cito el concepto reflexión porque la cinta contiene en su interior dos extensísimas disquisiciones, una sobre la literatura y otra sobre la religión, a través de dos larguísimas conversaciones de su protagonista, la primera con un novelista local y la segunda con el imam del pueblo que, si bien tienen muchísimo interés en sí mismas, se justifican poco en la evolución de la historia y perjudican la paciencia del espectador que se enfrenta a una cinta de más de tres horas de metraje por su implacable extensión.

Estéticamente, eso sí, Nuri Bilge Ceylan y su director de fotografía Gökhan Tiryaki saben lo que hacen y componen una película bellísima y preciosista de imágenes que embelesan por su esteticismo y que embaucan la mirada del cinéfilo más exigente. La escena romántica de la película resulta difícilmente olvidable.

Dogu Demirkol protagoniza con solvencia todas las escenas de la película interpretando a un joven que, una vez licenciado como maestro, vuelve a su pueblo con la intención de publicar una novela que ha escrito durante su periplo universitario titulada “El peral salvaje”. Pero, a su regreso, comprobará que nada ha cambiado en un pueblo que le asfixia y, lo poco que se ha modificado, desde luego ha sido a peor. Su padre sigue arruinando a la familia por culpa de su incontrolable ludopatía, su madre cada vez le resulta más distante, su hermana se ha convertido en una desconocida, sus amigos no resultan ser lo que fueron y hasta su amor platónico va a casarse (breve pero impactante intervención de la afamada actriz turca Hazar Ergüçlü en la mejor escena del film).

Poco a poco va creciendo su interior la rabia y se va conduciendo hacia un nihilismo insalvable y una misantropía encarada y malhumorada cuando todos sus pilares, proyectos e ilusiones van siendo tragados por la implacable vida que nada perdona. Y contra lo que se rebela.

La película es, sin duda, magistral en su capacidad de encuadre, donde el espectador puede descubrir en cada plano gran cantidad de detalles exquisitos, aunque la historia pueda resultar que se demora en demasía en su desarrollo. Y sin duda algunas escenas oníricas que mejoran el conjunto son realmente magistrales.
Sergio Berbel
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