Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Sergio Berbel:
5
Drama. Bélico En septiembre de 1939 Polonia fue invadida: por el Oeste por las tropas de Hitler y por el Este por el Ejército Rojo. En la primavera de 1940, por orden expresa de Stalin, 22.000 oficiales polacos (uno de ellos el padre del propio Wajda) fueron asesinados de un tiro en la nuca y enterrados en fosas comunes. En Katyn (nombre de un bosque cercano a Kiev, en Ucrania) se narran los últimos días de estos oficiales y de sus familias y de su ... [+]
11 de noviembre de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Katyn” debió ser mucho mejor película de lo que lo acaba siendo finalmente. En primer lugar, por la necesidad histórica de lo que cuenta: la carnicería criminal que el ejército soviético perpetró contra 22.000 polacos durante la II Guerra Mundial en la ciudad que da título a la película. En segundo lugar, por la solvencia de los nombres que atesora, tanto el veterano Andrzej Wajda a la dirección como el genial músico Krzysztof Penderecki (“culpable”, entre otros muchos hitos del cine, de la selección musical de Stanley Kubrick para “El resplandor”) con su música típicamente desasosegante, ni más ni menos, pero… algo no funciona y la película no conmociona ni emociona más allá de su primera y metafórica escena y sus últimos diez minutos, esos sí realmente crudos, reales y salvajemente insoportables. Su plano final es una lección de cine inconmensurable, pero para una cinta que presenta más frialdad general que la Polonia que retrata, por sumirse a ratos más en la tesitura propia del thriller que en la de la denuncia de unos aberrantes hechos históricos.

Polonia, cuna de grandes cineastas, es un país especialmente torturado por su historia (quizás sea por ello). En los tiempos en los que se ambienta “Katyn”, en mitad de la II Guerra Mundial, acosados y masacrados por los nazis por un lado del país y por los soviéticos por el otro. Ambas máquinas de guerra imparables en sembrar la muerte en el pueblo polaco de una forma insoportable. Y esa dicotomía de similitudes sí está muy bien representada en la cinta.

Donde la película empieza a fallar seriamente es en el uso de una forma excesivamente coral que hace imposible al espectador empatizar con ningún personaje concreto y donde su argumento, a ratos enrevesado y propenso al noir, aparta más que conmociona. Y esta película requería mucha más carga de profundidad sentimental, para impactar a la altura de los terribles acontecimientos que retrata.

Ni la sorprendentemente escasa música del dios Penderecki conmociona, salvo en su réquiem final porque, como digo, la última escena de la película la redime de ser un chasco total por su virtuosismo brutal a la hora de cerrar la historia.
Sergio Berbel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow