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España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
9
Drama. Intriga En 1913, en vísperas de la Gran Guerra (1914-1918), extraños acontecimientos, que poco a poco toman carácter de castigo ritual, se dan cita en un pequeño pueblo protestante del norte de Alemania. Los niños y adolescentes del coro del colegio y de la iglesia dirigido por el maestro, sus familias, el barón, el encargado, el médico, la comadrona, y los granjeros conforman una historia que reflexiona sobre los orígenes del nazismo en ... [+]
2 de febrero de 2010
25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece un error hacer una lectura de la película en clave política. Y establecer un vínculo tan estrecho como hacen algunos entre la corrupción moral de los habitantes del film con el fenómeno nazi, algo gratuito. ¿Acaso no afectaban esos mismos males a otras sociedades europeas y ultramarinas en 1913? ¿No eran igualmente corruptas, hipócritas, intolerantes, crueles y rígidas las familias españolas, inglesas, francesas, rusas o italianas? Y sin embargo, el nazismo es un fenómeno exclusivamente alemán. Muchísimo más complejo que una mera enfermedad moral. Esa tesis hace muchos años que se superó. Y quien la mantenga no revela más que ignorancia histórica y falta de lecturas.

Lo cual no obsta para afirmar que la película de Haneke es grande, no solo por su concepción estética, que entronca con lo mejor de Bergman o Dreyer. Pero con mucha más mala leche: visión terrible, fría como el hielo, demoledora... aunque completamente parcial. Haneke nos lleva donde le interesa. Como haría cualquiera, dicho sea de paso.

Los aciertos son innegables: su exquisita fotografía, la sordidez e impiedad de sus planos, su ritmo imperceptible pero hipnótico, la magnífica recreación de personajes, su magistral captación de los vicios y miserias que siempre han aquejado a la sociedad. Como dice la baronesa, un ambiente dominado por la maldad, la envidia, la apatía y la brutalidad. El desprecio mostrado por el doctor hacia la comadrona es antológico, cruel en grado sumo.

La película es grande por la desagradable incertidumbre con que nos deja. Porque, al igual que Haneke, estamos obsesionados por la raíz del Mal. Porque en la película no hay una clara línea que separe a los verdugos de las víctimas. Porque los niños no son tan inocentes. Porque el que más sufre es el más débil; pero a menudo ni siquiera el más desvalido está a salvo de culpa y se convierte en chivo expiatorio de los errores de otros...

Es una película compleja, densa, estéticamente brillante e ideológicamente controvertida. Una de esas que plantea muchas más preguntas que respuestas ofrece. Una de esas que no deja indiferente. Por fortuna, Haneke ha abandonado la violencia explícita por una variedad de malicia mucho más dañina, la que no se ve, pero se intuye que todos llevamos dentro. La que se oye, como ese penetrante silbido de flauta que baja por la escalera e invade toda la estancia, toda la sala, y atraviesa el alma.
Shinboneniná
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