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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
7
Drama Paul Javal (Michel Piccoli), un dramaturgo francés, acepta reescribir algunas escenas para "La Odisea", una película que se va a rodar en Capri bajo la dirección del renombrado director alemán Fritz Lang (Fritz Lang). En un primer encuentro con el productor norteamericano, el arrogante Prokosch (Jack Palance), el escritor deja que su mujer, la bella Camille (Brigitte Bardot), se vaya en el coche con el productor a la finca de éste. Este ... [+]
29 de abril de 2010
49 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde luego, la peli es rara. Rara de cojones. Aunque, claro, tratándose de una peli de Godard que sea rara tiene -hasta cierto punto- su propia lógica. De hecho, lo raro hubiera sido que “El desprecio” no fuera una peli… rara. Aún así, le agradezco a Jean Luc que después del martirio sensitivo y cerebral que me supuso el visionado de “Al final de la escapada” haya tenido el detalle de rodar una peli -al menos desde una perspectiva eminentemente formal- mucho más serena y comedida.

“El desprecio” constituye, pues, una rareza bastante digerible en la que el hilo narrativo es absolutamente lineal y en la que los experimentos de montaje aparecen en su justa medida. Es más, igual voy a decir una tontería pero yo añadiría, incluso, que la incuestionable predilección de Godard por los planos largos y la inmejorable amortización de esa espléndida melodía que los acompaña en todo momento le confieren a esta peli un aspecto considerablemente ‘clásico’.

Lo que ya no me parece tan sereno, ni tan comedido, ni tan ‘clásico’ es el planteamiento argumental del que parte Godard para explicitarnos esa extrañísima crisis matrimonial que padecen Paul (Piccoli) y Camilla (Bardot). Ni tampoco me parece claro y meridiano el trazado que utiliza el gurú de la nouvelle vague para poner de manifiesto lo complejo que puede resultar rodar una peli cuando la incomunicación y la falta de consenso entre sus máximos artífices (productor, guionista y director) es total y absoluta. Ahí creo que Godard es deliberadamente abstruso. Y qué queréis que os diga, pero a mi eso de ser deliberadamente abstruso porque sí me parece malicioso, petulante y, sobre todo, estéril.

Total, que si he decidido concederle siete estrellitas al creidito de Godard es porque su film ha conseguido dispensarme algún que otro momento de goce ¿intelectual? y porque debo admitir que su persistente afán experimental -en esta ocasión- obtiene buenos resultados. Pero más allá de todo ello y más allá del incuestionable aliciente que supone ver reunidos -en una misma peli- a Brigitte Bardot, Michel Piccoli, Jack Palance y Fritz Lang, lo que más y mejor ha influido en mi valoración global de la peli de Godard es el indescriptible placer de poder contemplar detenidamente las tersas, mórbidas y sinuosas nalgas de BB. Una mujer por la que cualquier hombre perdería la cabeza. Y quién diga lo contrario, o es gay… o miente.
Taylor
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