Si la calidad de una película se midiese por las ganas o las buenas intenciones, “Qué tan lejos” habría ganado varios premios oscar. Como, para su desgracia y la mía, la calidad se evalúa en términos más prosaicos y ni los más indies pueden obviar sus limitaciones técnicas, su amateurismo interpretativo y su pretencioso estilo narrativo, su cosecha de premios se “reduce” a nominaciones y premios varios en semidesconocidos (muchas veces sin el “semi”) festivales españoles y sudamericanos.

Vista con ojos no nativos, sin demasiadas exigencias y con ganas de encontrar argumentos para no sentir haber perdido el tiempo, el atractivo puede residir en visitar localizaciones ecuatorianas o en estudiar las costumbres y comportamientos de los habitantes de aquellos parajes. Pero para esto hay que ser muy, muy benévolos y no haber estado en Ecuador o ignorar los muchos falsos clichés introducidos de manera innecesaria (los taxistas aprovechados, las españolas idiotas, los ricos pijos, las marujas que solo ven telenovelas…) y que sólo se explican como un intento de dar a “Qué tan lejos” una dimensión internacional dentro de los parámetros del cine latinoamericado de referencia: el mexicano y el argentino.

La trama es simple: una especie de Thelma y Louise latinas tienen que ir desde un punto A un punto B por una misteriosa razón que se intenta por todos los medios mantener oculta para que parezca supercrítica pero que se intuye que va a ser una chuminada… y no decepciona: es cutre de narices. Por el camino se encuentran con toda una sarta de personajes de relleno, con previsibles historias de relleno narradas con tono de trascendencia (que sin duda es lo peor de la película) para disimular. Y es que sin esos ataques de originalidad narrativos, si se hubiese dejado la película en una road movie de provincias, lo podríamos haber valorado positivamente como una curiosidad a 0º de latitud… pero termina quedando un regusto a directora que se las quiere dar de sabelotodo que se piensa que saber hacer una metáfora Esperanza/Tristeza te coloca a la altura de Sergio Leone.

Se podría hacer sangre con las interpretaciones (una cosa es actuar con desparpajo y otra es comportarse como si la cámara no existiese), con una trama que quema etapas sin consecuencias para el desarrollo ni el desenlace, con un desenlace inexistente… pero sería abusar, se nota que se ha hecho lo que se ha podido, pero sencillamente no está a la altura de lo que se exige fuera de Ecuador. Ojalá que esta película se convierta en un punto de partida para poner al cine de ese país en el mapa, pero en sí misma no es más que un aburrido ejercicio de mucha voluntad y poco interés.