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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
4
Drama. Bélico Mayo de 1940. Winston Churchill (Gary Oldman) se convierte en primer ministro británico en un momento realmente crucial de la Segunda Guerra Mundial, pues los nazis avanzan imparables conquistando prácticamente la totalidad del continente europeo y amenazando con una invasión a Inglaterra. Churchill deberá entonces explorar la posibilidad de un tratado de paz con Alemania, o ser fiel a sus ideales y luchar por la liberación de Europa. (FILMAFFINITY) [+]
28 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues no sé. Todo invitaba a pensar en un momentopic (una película que reconstruye la biografía de un momento de gran significancia histórica) de garantías, con reseñas que eran casi unánimemente positivas y con un cine británico que siempre se ha mostrado muy solvente y riguroso en lo que se refiere a reconstrucciones de época, especialmente cuando tienen relevancia en SU historia. Pero lo que me he encontrado en “El momento más oscuro” es una cinta aburrida, con un discurso confuso y, lo que es casi trágico en una obra de esta naturaleza, una credibilidad muy cuestionable.

Empecemos por el gran elefante blanco de la habitación. La película se dio a conocer por la, en principio, memorable interpretación que Gary Oldman hace de Winston Churchill y que le valió a la película sendos Óscar al actor y al maquillaje. En ambos casos, se trataba de esas escasas veces que los premios están «cantados» en las quinielas sin margen a la sorpresa y, dado que a esos galardones cabe añadir la inédita ausencia de críticas negativas, creo que podemos inferir que realmente la caracterización de Oldman es considerada como magistral por el mundo del Cine. Yo, sinceramente, no lo entiendo. Mejor dicho, lo entiendo pero no lo comparto. No me siento capacitado para juzgar la siempre infravalorada labor de los maquilladores, pero yo no veo a Winston Churchill en la película sino a Gary Oldman con capas y capas de prótesis… así que, sin querer polemizar demasiado, me parece que se ha valorado más la cantidad de maquillaje que la calidad (supongo que tendrá cierto mérito aplicar todos esos potingues y que el actor que haya debajo pueda respirar).

Tampoco es que yo tenga cualificación como historiador, pero hasta donde sé de la persona y del personaje, me parece más verosímil el John Litgow de “The Crown” que este de Gary Oldman, pero terminemos de hablar de la labor del protagonista antes de entrar en la credibilidad de la película. Realmente es que no puedo valorar su interpretación, porque no apenas puede gesticular o expresarse y todo lo que intuyo de Churchill es su obesidad y su calvicie. ¿Oscar a la mejor interpretación? Pues habría que ver al resto. ¿Oscar a la mejor caracterización? Puede ser, pero ni así las tengo todas conmigo. No todo es imitar, porque si no Carlos Latre o Joaquín Reyes no pararían de recoger premios sino de hacerse con el personaje y, la verdad, viendo las cosas con perspectiva, no veo que el conjunto actor-maquillaje conduzca a una recreación rigurosa. Creo que con un poco de relleno en el traje para simular la panza y una calva falsa normalita, hubiese bastado para que el espectador encontrara en Oldman un Churchill mucho más aceptable y menos postizo.

Ahora sí, al margen de la caracterización-interpretación, entramos en la credibilidad general. El argumento y el tono de “El momento más oscuro” nos muestran a un Churchill castigado por la edad y los excesos, carcomido por las dudas, indeciso, agobiado por el peso de la responsabilidad, vacilante, confundido, balbuceante y sin personalidad, influenciable por todo el mundo, desde el Rey hasta el jardinero. Un Churchill sin ideas claras y que no ha superado el fiasco de sus decisiones en Gallipolli 20 años antes. Bajo ese percial, uno de los ejes de la película se articula en torno a las conspiraciones internas en el gobierno para derrocarle y hacer la paz con Alemania mientras él busca fuerzas para resistir al mando mientras toma una decisión. Claro, aquí la película juega con el hecho de que es difícil estimar el rigor y la credibilidad en situaciones de índole privada o secreta. ¿Era Churchill el líder firme y sereno que muestra la literatura oficial y los documentales o la marioneta chocha que vemos aquí?

Con todas las reservas, debo decir que los planteamientos de la película no me convencen. Sí, es posible que la imagen pública que todos tenemos de Churchill puede proceder de la estrategia de comunicación esperable en tiempos de guerra y que luego él se esmeró en mantener, pero la cinta ofrece situaciones en el Parlamento o en las Salas de Guerra que sí son contrastables y que contradicen lo que vemos en pantalla. O la personalidad que atribuye al Rey o a Neville Chamberlain que, nuevamente, chocan frontalmente con todo lo escrito hasta ahora. Es más, en su Historia de la WWII, Churchill alaba el papel que jugó Lord Halifax, el gran villano de esta película al que muestra desempeñando una labor crítica en el mantenimiento de las estratégicas relaciones con EEUU (la película concluye que su nombramiento de embajador ante Roosevelt fue un castigo de destierro). Y, entonces, si lo que podemos contrastar no cuadra, ¿por qué deberíamos tomar por buenas sus planteamientos sobre las cuestiones íntimas o privadas? No voy a hacer el chiste fácil de «No sé, Rick, parece falso…» pero no siento que estoy ante una obra que socave los cimientos del mito de manera fundada, sino que ofrece una versión alternativa y novelesca que le va muy bien para construir una trama de luchas en la sombra y puñaladas por el poder en mitad del momento más decisivo en la historia de UK.

Y, como ficción o exageración política, tampoco aporta una película muy fluida. Continuamente abre tramas que no conducen a ninguna parte. Hace una presentación por todo lo alto de su secretaria en lo que termina siendo un papel sin salida, las tribulaciones en torno a la evacuación de Dunkerque empiezan con trazo fino y terminan a brochazos, el rey y la esposa aparecen como cameos esporádicos e instrumentales para activar alguna palanca emocional sin rigor alguno. Todo en la obra parece elaborado alrededor de anécdotas en el mejor de los casos irrelevantes, en el peor cuestionables, para hacer una versión sin rumbo de “El discurso del rey”. Tiene un pase para los muy aficionados a la ficción histórica o política, pero decepcionante.
OsitoF
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