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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
5
Comedia. Drama Bob es un oficinista gris, aburrido y tímido que siempre va con la cabeza gacha. Pero tras un violento incidente que ocurre en su lugar de trabajo, se convierte en un héroe. En un acto de furiosa violencia, aunque casi involuntario, salva la vida a Vanessa, la chica por la que suspiran todos en la oficina. A partir de este momento, los dos inician una relación peculiar, una que no está basada precisamente en el agradecimiento. (FILMAFFINITY) [+]
14 de marzo de 2013
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No digo que Christian Slater esté acabado, que ande paseando su decadencia por obras de mala muerte, ni que vaya a formar un club de estrellas venidas a menos con Nicholas Cage (aunque podría), simplemente me llama la atención verle aparecer en películas como esta “Parecía un hombre tranquilo”, de ambientación, temática y ejecutoria indie (al menos en apariencia) haciendo un papel del que habría renegado hace unos años en una película a la que hace unos años ni se habría acercado cuando el amigo Slater era el niño mimado de Hollywood y cualquier película en la que participara era sinónimo de taquillazo (sin que nunca terminara de estar claro si era su participación lo que las convertía en taquillazos o elegía cuidadosamente los guiones). Sea como fuera, su imagen está asociada a protagonistas buenos y bonitos (baratos) que siempre triunfaban y nunca morían. Según las malas lenguas, luego llegó la mala vida, la edad que no perdona, un par de malas decisiones… y nuestro Christian empezó a tener que aceptar cualquier cosa.

Y tampoco digo que “Parecía un hombre tranquilo” sea cualquier cosa, ni mucho menos un truño (aunque apunte maneras). Se trata de una producción de bajo coste a la que cuesta dar una oportunidad por su aparente cutrez exterior y su extravancia interior, pero que termina sorprendiendo en el largo plazo (o como se dice ahora que con la crisis todos somos expertos económicos, in the long term). A corto plazo parece una obra rodada por un videoaficionado que ha convencido a Christian Slater para que ponga la cara y a Elisa Cuthbert para que enseñe sus pechos mientras rueda una paranoia. A medio plazo la cosa se vuelve más abstracta y parece la obra de un videoaficionado que ha convencido a Christian etc, etc… y que además se ha dejado asesorar por David Lynch en materia de guión, de argumento y de fotografía. En el largo plazo, la película consigue captar no sólo la atención sino también el interés, no solo empalizamos con el pobre Bob (Slater) sino que empalizamos y nos vemos arrastrados (con buen gusto) hacia su mundo esquizofrénico… y descubrimos que tanta licencia onírica no era simple efectismo sino la forma de caer en la espiral psicótica para meternos en la piel -o en la mente- de un enfermo. Sin duda, ese momento de complicidad con el director en el que nos damos cuenta de que todo este sinsentido tiene un fin, es lo mejor de la película, aunque también es una apuesta arriesgada.

Y digo que es una apuesta arriesgada, porque más de uno no llegará a saber que le quieren introducir en la cabeza de un tarado, sino que abandonará por el camino pensando que le quieren volver loco o, peor aún, que le toman por un tarado. Lo siento por ellos. Merece la pena pasearse ochenta minutos por la patética vida y mente de Bob (Slater) y saborear sus miserias de una forma no excesivamente morbosa, aunque es una lástima que el final derive hacia lo comercial... se le perdona.
OsitoF
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