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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
4
Thriller Tras presenciar un asesinato en un bar, los miembros de una banda de música punk son encerrados en una habitación del local por los autores del homicidio: una pandilla aterradora de neonazis que reivindican la supremacía blanca. Su líder es el dueño del bar (Patrick Stewart), un tipo que no quiere dejar testigos de lo sucedido.

22 de marzo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con “Green Room”, Jeremy Saulnier consolida algunas de las buenas sensaciones que dejó con “Blue Ruin”, pero también deja ver que el cine independiente se le quedaba pequeño. Aquí cuenta con un trío protagonista de renombre (quizá, exceptuando a Patrick Stewart, con más nombre que talento real) y más medios para adornar con peleas y armas una historia que, realmente no lo necesitaba. “Green Room” funciona en las distancias cortas, en la violencia verbal, en la omnipresente tensión, en una atmósfera que amenaza explotar a la mínima chispa, en llegar a situaciones conflictivas de una manera creíble... En definitiva, sumergir al espectador en una noche de problemas y hacerle pasar un mal rato. Y con una propuesta artística de bastante nivel en lo estético, que confirma que no sólo sabe contar historias sino que sabe contarlas bien.

El problema con “Green Room” es que, comparada con “Blue Ruin”, si bien sabe meter a los protagonistas en líos, no sabe sacarles del atolladero de la manera convincente que demostró en su anterior película. La histérica Imogen Poots y el anodino Anton Yeltchin pueden dar caché a la producción, pero exigen su cuota de protagonismo a costa de la credibilidad de la película, con tiroteos y coreografías marciales que, si bien están resueltas con gran desempeño técnico, no hay quien se las crea. Da la sensación de que el aumento de presupuesto llevaba adjuntas ciertas concesiones en el plano comercial que colisionan con el espíritu original de la película y hacen que no termine de funcionar. La valoración técnica puede ser positiva, pero no se disfruta, no engancha porque entra en las contradicciones que Saulnier siempre había logrado esquivar: el público puede aceptar cierta cutrez material si el concepto argumental es convincente. Pero “Green Room” elige ser una comedia de acción juvenil lowcost en la que ni las costuras no se pueden tapar ni ofrece nada que no ofrezcan otras producciones respaldadas por más recursos como para dar lo mismo con más calidad.

Así que si Saulnier quiere un consejo, que decida lo que quiere ser. Si quiere hacer producciones sencillas arañando y exprimiendo recursos de aquí y de allá, seguramente le irá bien con productos de calidad. Si quiere subir de categoría y hacer grandes cosas con grandes presupuestos, intuyo que le irá igualmente bien en el mundo de los convenionalismos. Pero que se decida. No se puede estar a la vez en misa y repicando.
OsitoF
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