“Sherlock Gnomes” intenta recuperar el éxito de “Gnomeo y Julieta” – bueno, al menos no fue un fracaso- tratando quizás de generar una saga o, cuando menos, recaudar algo de dinerito aprovechando la fama de su predecesora. Las bases son las mismas: protagonistas sorprendentes y un juego de palabras en el título para llamar la atención.

Pero quizás porque ha pasado demasiado tiempo y los gustos cambian, o quizás porque la cosa no daba más de sí o quizás porque “Sherlock Gnomes” parece hecha con más prisas que talento, la película no funciona. Los gags son menos y de menor calidad, tan poco trabajados que cuesta encontrar si quiera un motivo para sonreír. Lo mejor, que la historia es rocambolesca y curiosa y el villano es de las pocas cosas con algo de gracia. Lo peor, todo lo demás. Poca imaginación, poca acción, poco humor. Los únicos diálogos con chispa están reservados para Sherlock y el villano, el resto de personajes – especialmente los que se supone que son los protagonistas- tienen frases de relleno. En el fondo, da la sensación de que se ha cogido un guion pensado para una película infantil de detectives y se ha mezclado de mala manera con gnomos famosos por motivos puramente comerciales.

Lo peor que se puede decir de una película infantil es que es aburrida. Pues “Sherlock Gnomes” lo es. Y lo que es peor pensar que en su día alguien pensaba que “Gnomeo y Julieta” podía competir con Pixar…