Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de OsitoF:
4
Drama Carlos es el sastre más prestigioso de Granada. Un hombre respetable. Sus pasiones son el trabajo y sobre todo la comida, pero no come cualquier cosa: se alimenta de mujeres desconocidas, con las que no tiene ningún vínculo emocional. Esa situación cambia el día en que conoce a Nina, una joven rumana que busca desesperadamente a su hermana gemela, que ha desaparecido hace unos días. (FILMAFFINITY)
5 de diciembre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Cuando vi “Canibal” en TV tuve dos sensaciones predominantes: la primera, una desconexión total a fuer de no entender lo que estaba viendo. A ver, no soy lerdo, entendí de qué iba la película, pero no entendí la necesidad de rodar una película para contar esto. Todo es superprofundo, sí, un viaje introspectivo a nuestros deseos más bajos y un descenso reflexivo a nuestros instintos más básicos… pero ¿para qué me lo cuenta? Yo sé perfectamente contactar con mi lado más sucio y salvaje y, desde luego, no se parece en nada a un gourmet zumbado. La segunda sensación, consecuencia de la primera, fue una mezcla de aburrimiento y de hastío. Siendo el ‘Mallick’ la unidad de aburrimiento cinematográfico estándar (la densidad de una película imposible de ver hasta el final sin dormirse), el soporiferómetro alcanza los cinco Médems (1 Médem=10 Mallicks y 100 Medems=1 Inárritu).

Yo creo que cualquier historia es susceptible de ser llevada a la literatura, al teatro, a la TV, al cine, al videojuego y, en definitiva, al formato que se quiera, siempre que se respeten las normas que impone ese formato. Una serie en Netflix basada en el microlibro “Sin noticias de Gurb”, de Eduardo Mendoza, tendrá buenos momentos, pero si es fiel a la obra, se tiene que terminar haciendo, necesariamente, eterna. Lo normal es que un juego para PS4 sobre una peli de Carlos Vermut sea depresivo y que una película sobre la vida de Napoleón que abarque (o lo intente) desde el asedio de Tolón hasta Waterloo se haga superficial, como está descubriendo por las malas el bueno de Ridley Scott.

Ver “Caníbal” en cine tiene mucho de ver un pez fuera del agua: miradas cargadas de psicología, una estudiadísima gestualidad, silencios llenos de angustia, microexpresiones plagadas de macrosignificados… que se pierden en la inmensidad de la gran pantalla y de un horizonte temporal de días (semanas) que se hace demasiado largo a una obra con un reparto y un repertorio muy escaso. Claramente, es un producto pensado para la literatura, donde puedes explayarte en reflexiones y descripciones o el teatro, donde si consigues conectar con el público (y “Canibal” tiene material para ello) tienes a la gente pendiente de cada detalle expresivo o de cómo entones cada monólogo o de cómo arrastres cada sílaba.

Generalizando, yo creo que en el teatro importa tanto o más cómo cuentes las cosas que las cosas que cuentas o el entorno que escenificas y es normal ver al mismo público pagando una y otra vez una entrada para ver una interpretación particularmente cargada de energía sobre un escenario minimalista. Del mismo modo, aunque obviamente todo es importante, en el cine importa más lo que cuentas y su escenificación, la recreación de otros mundos, la amplitud de las historias, que luego las interpretaciones en sí. También creo que el cine tiene una obligación no escrita de que lo que cuenta, aun siendo ficción, tiene que tener alguna clase de vínculo, por remoto o fantasioso que sea, con la realidad. La historia no tiene por qué ser cierta, pero me tengo que creer que lo que pase tenga lógica dentro de las reglas que impone la historia. El teatro, por contra, admite una ficción sin límites en cuanto a su contexto temporal y geográfico y absoluta libertad a la hora de imponer reglas narrativas.

“Caníbal” se basa en un libro que seguro que funciona muy bien. Y seguro que funcionará muy bien cuando decidan llevarla al teatro. Hasta puede que un videojuego tendría su gracia, pero no era una obra para llevar al cine donde la brillantez de ciertas pinceladas se pierden en un tono general de brocha gorda que la hacen sólo apta para concursos y para que hablen de ella los críticos profesionales que cobran por aguantar hasta el final (o eso dicen).
OsitoF
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow