No todos los días se me presenta la oportunidad de ver un thriller italiano. Parece que desde que la policía de Italia ganó la guerra a la mafia (al menos a la que se paseaba impunemente por las calles robando, extorsionando y matando a todo el que le hacía frente) ya no hay tanta violencia visible (corrupción, sin embargo, parece que la misma de siempre). Al menos visto desde fuera, sin el componente mafioso, da la impresión de que ya no se exporta cine policíaco, por eso me animé a ver “No mires atrás”, que además tenía el aliciente de estar ambientada en la campiña itálica, alejada de las grandes ciudades, asfalto y luces de neón, en las que suelen tener lugar casi todas las películas de detectives.

Si bien la trama es sencilla, y eficaz, y la puesta en escena es agradable, la narración es pesada y está plagada de excesos innecesarios. Si se apuesta por la naturalidad y el minimalismo de un entorno rural, profundo, cotidiano, próximo, en el que ves calles a medio asfaltar, las cunetas llenas de hierbajos, las casas mal pintadas a pie de carretera (como las que te podrías encontrar en un pueblo de Segovia) y en la que no cuesta nada identificarse, no tiene sentido meter con calzador aburridos silencios, conversaciones psicológicas fuera de trama y frivolidades fotográficas: es que no viene a cuento. También rompe con la armonía campestre un errático uso de la música, casi siempre discordante con la gravedad de lo narrado.

Interpretaciones solventes, alejadas definitivamente (congratulémonos) de los clichés histriónicos del cine italiano que todos tenemos en mente, pero un tanto lastradas por un ritmo desmesuradamente lento que obliga a los personajes a perfilar todas y cada una de sus facetas, muchas de las cuales no han sido bien diseñadas. Se produce entonces una especie de chirrido mental que desemboca en dudas sobre la consistencia que se está viendo y que, sino se está completamente atento, cosa que no siempre se debe pedir al espectador (aunque esto ya sé que es discutible) muchos de los buenos detalles de guión y dirección se pierdan.

Por un momento pensé que estaba metido en una inmersiva historia de asesinato que le podría haber pasado a mi vecina de al lado… pero al final me quedó la sensación de haber visto un episodio largo, tirando a pesado, de “C.S.I. Cercedilla”.