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Voto de chapista:
6
Drama Durante un verano el joven Chuck Norstadt (Nick Stahl), un muchacho sin padre y criado entre un grupo de mujeres autoritarias, comienza a relacionarse con el misterioso y reclusivo Justin McLeod (Mel Gibson), un profesor que tiene el rostro desfigurado... Una historia sobre la justicia y sobre cómo aprender a vivir sin prejuicios. (FILMAFFINITY)
19 de mayo de 2009
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenemos a un niño de padre ausente y madre odiosa que trata de llevar lo mejor que puede su miserable vida y la mediocridad de las personas que lo rodean. Él no es alguien brillante, su madre le recuerda que necesita dedicarle más tiempo al estudio que los niños de su edad, y tiene una hermana mayor que encuentra tiempo entre cada calentamiento que le hace a su novio para martirizarlo. Como consecuencia lógica el niño quiere irse de casa cuanto antes y no se le ocurre nada más rápido que ingresar en una academia militar. El único problema es que realizan un examen de ingreso muy duro y él sólo no podrá superarlo. Para lograrlo el niño deberá recurrir al monstruo del pueblo para que le ayude. A medida que avanza la película descubriremos que ese ogro de aspecto terrible y modales rudos es, en realidad, un hombre de buen corazón, atormentado por su aspecto y un pasado doloroso.

El monstruo bueno y los niños incomprendidos siempre se hacen amigos cuando se encuentran en las películas. Asumida esta premisa cinematográfica sólo nos queda pasar por alto la celebración militarista y el afán de superación que se ve recompensado con el premio que merece para disfrutar de “El hombre sin rostro”.

Mel Gibson dirigía ésta, su primera película, en el año 1993, y elegía una pequeña historia que bien podría ser un cuento de la tradición oral o una fábula para niños. Efectiva, quizá por la simpleza de su planteamiento, aunque mejorable. Podría haber sido una magnífica película si se hubiese prescindido del tono paternalista, ése que impide liberar a los personajes del rol al que los confina la historia diseñada para adoctrinar en una moral.
chapista
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