Una fotografía sombría, una banda sonora bella y sencilla, y la voz en off de Morgan Freeman, nos introducen en esta historia llena de dolor, sueños rotos y redenciones imposibles. Esta película huele a clásico desde el primer fotograma. El trío protagonista llena la pantalla con unas interpretaciones soberbias.

Esta obra maestra nos reconcilia con un cine en mayúsculas, ese que te deja sin aliento, ese que te obliga a cambiar algo de tu propia vida. Si para Eastwood "Ser valiente no es suficiente." después de asistir a este combate perdido, para mí tampoco lo es.