13 de octubre de 2017
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François Ozon es uno de esos directores galos que rinden homenaje y mantienen a gran altura en la era moderna la esencia más pura del cine francés por idiosincrasia. Entre sus obras recientes de referencia, destacan el lenguaje de "En la casa" (2012) y el tono personal de "Joven y bonita" (2013), que en "Frantz" se conjugan a la perfección para ofrecernos una historia que mezcla exitosamente la tragedia bélica con el drama romántico.
Anna y Adrien, los protagonistas de la película, encarnan perfectamente el marco catastrófico que narra las secuelas de una guerra que levanta los aspectos más oscuros que guarda la razón y el amor, donde la codicia, la mentira y los sentimientos ocultos tienen cabida en esta reflexión social y espiritual que invade a la cinta. De nuevo, la dirección de Ozon acierta completamente para encajar bajo una excepcional fotografía las pasiones de los actores, enmarcados en blanco y negro con tímidos sueños de color esperanza. Una belleza visual que es sumamente grata para un espectador que puede llegar a perderse en una narrativa que no termina de cerrarse por completo, pudiendo resultarle un tanto fallida. De todos modos, pocos obstáculos ponemos cuando se trata de ganar la batalla a la pasión.
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