El director canadiense Denis Villeneuve presentó en el Festival de San Sebastián a competición oficial su nueva propuesta cinematográfica, Enemy, tras la aclamada Incendies. En ella el autor recrea de forma libre una obra del escritor portugués, José Saramago, “El Hombre duplicado”.

Tras un inicio impactante y con el tono inquietante al que nos tiene acostumbrados, asistimos al retrato de un profesor de historia, cuya vida transcurre sin alicientes hasta que fortuitamente descubre a alguien que logra tambalear su hasta ahora ordinaria existencia. El hallazgo de un hombre que parece ser su doble cuestiona algo a lo que nos aferramos, en estos tiempos convulsos, la seguridad de nuestra propia identidad. Desenfundado del yo, se derriba la frontera de la responsabilidad y de la seguridad. De la mano de un impresionante Jake Gylleanhaal, y alternando entre la consciencia y la inconsciencia, asistimos a una búsqueda por los confines de nosotros mismos.

Inquietante viaje el que nos propone Villeneuve, por muchas de las preguntas perpertuas, que tratamos incesantemente de descifrar. Quién somos, quién es el otro, son capaces de reconocernos, hay algo que nos identifique, qué es lo que nos hace únicos. No es de extrañar que las respuestas sean parte de la tarea para comprender el universo de este turbador director.