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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
7
Thriller. Western. Drama. Acción Toby (Chris Pine), un joven padre divorciado, y su impulsivo hermano Tanner (Ben Foster), un expresidiario recién salido de la cárcel, se dirigen al Oeste de Texas para realizar una serie de robos en unas pocas sucursales bancarias. El objetivo de Toby es intentar poder conseguir el dinero suficiente como para poder salvar la granja familiar, que está en peligro. Nada más cometer el primer robo, un veterano Ranger de Texas (Jeff ... [+]
4 de febrero de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo confieso: me fatiga esa América profunda poblada de deficientes mentales, de seres incultos, semianalfabetos, de nula o escasa sensibilidad, gente que vive todavía en el siglo XIX, va armada hasta los dientes, y desprecia al indio, al mexicano, o a cualquiera que no sea como ellos. Esas inmensas extensiones desérticas, esos pueblos baratos, esas gasolineras destartaladas, las casas prefabricadas, los bares donde sólo suena música country... Me fatiga y me deprime. Sobre todo ahora, cuando esa misma gente ha conseguido elevar al trono del mundo a un peligroso vocinglero que no tiene ni la más puñetera idea de educación o urbanidad.
Pero es lo que hay. Y es lo que explica Hell or High Water, un neowestern dominado por la enorme presencia de Jeff Bridges, uno de esos actores que dan la impresión de superarse en cada nueva interpretación. La historia es conocida: dos hermanos, uno de ellos un psicópata de manual, se dedican a atracar pequeños bancos con el fin de pagar la hipoteca que pende sobre la granja del, digamos, más "normal", que la quiere legar a sus hijos debido a que han encontrado petróleo en los terrenos. En su persecución sale un viejo ranger a quien le quedan tres semanas para jubilarse, acompañado de Alberto, su ayudante medio indio medio mexicano, con el que siempre está compartiendo bromas racistas que ocultan el afecto que siente por él. Lo interesante de la película es esa radiografía de un pedazo de Estados Unidos y sus habitantes, nada menos que el oeste de Texas. Mackenzie nos acerca a esos seres anclados en un pasado mitificado por el cine, y lo hace sin grandes aspavientos, retratando su miseria y su cansancio, la violencia latente que puede saltar en cualquier momento, el ansia de amor y redención, porque todo el mundo tiene derecho a una pequeña parcela de felicidad. La cámara escruta tanto los rostros como el paisaje, un elemento importante en la trama, porque es el espacio físico donde esas gentes han de sobrevivir, en lucha con los elementos naturales y, en este siglo XXI, con la codicia de los bancos que, cual buitres, planean sobre sus magras posesiones. Una banda sonora tejida a base de canciones perfectamente incrustadas en la trama, obra del gran Nick Cave y de Warren Ellis (no confundir con el guionista de comics y novelista), junto con gemas de Townes Van Zandt o Waylon Jennings, otorgan digno fondo sonoro a la narración. Además de Bridges, Chris Pine, muy alejado de Star Trek, y Ben Foster encabezan un reparto de gestión impecable.
Una película rodada a la manera tradicional, con un argumento visto centenares de veces, pero de tremenda eficacia y excelente resultado. Hay que vencer la fatiga...
Eduardo
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